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viernes, 21 de diciembre de 2012

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Mysy y Sofy ante extraños



Hace veinte años en la comunidad de vecinos había muchos niños. De vez en cuando algún vecinito entraba en casa para ver a mi anterior mascota, Mysy, y si se dejaba, acariciarla, lo cual ocurría de forma muy extraordinaria. Mysy huía de todos los adultos, tras bufarles primero. Sin embargo se acercaba a los niños, les olía y permanecía a corta distancia de ellos; pero eso sí, era muy raro que se dejase tocar o acariciar.
Con el tiempo aprendí a saber, con un 90% de seguridad, cuándo Mysy podía ser acariciada por un “intruso” sin que buzara o enseñara las uñas y los dientes. También debo añadir que con Mysy se cumplía lo de “perro ladrador, poco mordedor”; pero, por si acaso, tenía buen cuidado para que no arañara a nadie al verse importunada por la presencia de extraños.

Mysy enseñando los colmillos
Sofy es muy diferente en este sentido como ya he dicho en más de una ocasión. No bufa a nadie, ni enseña las uñas o los dientes. Al contrario, se esconde y tarda tiempo en aparecer de nuevo. Se deja coger y acariciar por todo el mundo, aunque sea sólo un ratito.
Se podría decir que no defiende su territorio, al contrario de la mayoría de los felinos. Y eso me hace pensar que al no tener una plena identidad con su territorio, dicha carencia la demuestre con el estrés que al parecer padece.
Es decir, lo de “no hay mal que por bien no venga” se podría aplicar en este caso a Sofy, pero al revés.



viernes, 14 de diciembre de 2012

Sofy se recupera



A los tres días del nuevo tratamiento Sofy parece recuperarse. La medicina nueva no la produce ese letargo de antes. Está más viva, juega más, salta de vez en cuando sin que la motive la caza de alguna mosca.
Sigue aseándose, lamiéndose, casi con la misma frecuencia de siempre, pero muy raramente se muerde en las patas; y cuando lo hace enseguida para por sí misma.
A los doce días la vuelvo a llevar al veterinario. Un perro se nos ha adelantado, al que le hicieron hasta una ecografía. Casi hora y media de espera.
La veterinaria encuentra mejor a Sofy. Otra inyección de corticoides, esta vez con una dosis menor que la anterior, y con la esperanza de que sea la última que necesite. La ayudante pincha mal la aguja. Ha debido tocar el hueso. Sofy se queja. Tras un rato de espera, la vuelve a pinchar en el otro lado.
De regreso a casa nos metimos en un bar a tomar un café, nos sentamos al lado de la ventana y orienté la jaula de modo que Sofy pudiera estar un buen rato contemplando la calle de cerca, viendo el transitar de coches y personas.
Es noviembre. Hace bastante frío. Espero que el frío ayude a que Sofy se restablezca lo antes posible.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Sofy juega sola

Una pelota, un cacahuete, una nuez, un simple emboltorio o un broche de plástico, sirve a la perfección para que un gato esté un buen rato jugando solo.
Aquí os dejo un video de minuto y medio en el que Sofy juega con un broche de plástico haciendo todo tipo de contorsiones. Espero que os guste, aunque la calidad deje algo de desear.


jueves, 29 de noviembre de 2012

Sofy estresada



Últimos días de octubre. Me topo con una conocida que tiene un gato enfermo, Leo. Me dice que en la ciudad hay una nueva clínica veterinaria cuya dueña es experta en gatos. Al día siguiente me facilita la dirección y me pongo en contacto con la clínica. Deseo una segunda opinión sobre la supuesta alergia de Sofy.
Una vez más en cuanto ve la jaula de transporte huye, se esconde. Cuesta más de quince minutos localizarla y encerrarla. Junto con un amigo la llevo a la nueva clínica veterinaria. Nos hacen pasar a una habitación “para gatos” y esperamos un poco.
La veterinaria y una ayudante la examinan y la auscultan. Tras casi una hora de charla con la veterinaria tengo las cosas algo más claras, como que los granos en barbilla y cuello que tenía y que no ha vuelto a tener era acné felino, algo frecuente que no tiene que ver con alergias.
 
Sofy bostezando tras una siesta.
La veterinaria piensa que lo que Sofy padece es estrés, causado por el cambio de vida y la adaptación al nuevo hogar tras ser adoptada.
También me dice que el estrés de los gatos es distinto al de los humanos, más delicado y de más difícil tratamiento. Me indica que cualquier cambio en su rutina les produce estrés, como un cambio de casa, otro animal en el hogar, un cambio de comida, o simplemente un cambio de muebles. Me recomienda para combatirlo un dosificador de feromonas. 
El objetivo es que no se lame (asee) tan frecuentemente, evitando zonas de la piel enrojecidas y con peligro de infección.
También me recomienda cambiar de pienso, darla otro más rico en proteínas y que refuerce la fina y delicada piel de un gato. 
En lugar del tratamiento con Urbasón y Ciclosporina, me recomienda una inyección de efecto retardado que dura 10 días. Acepto. Me indica que a diferencia de otras, la inyección es intracutánea, no bajo la piel, y por ello la dolería algo. La sujeta bien mientras la ayudante clava la aguja e inyecta el líquido. Sofy ni se inmutó, lo que las sorprendió bastante.
Salgo de la clínica con el dosificador de feromonas y el nuevo pienso.
Y a volver a los diez días para revisión.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Estadísticas engañosas



Consultados diversos foros sobre el tema de las lesiones producidas por un gato al caer desde una determinada altura, observo que a partir de una altura de 15 metros más de la mitad de los gatos fallecieron, y la mayoría de los restantes resultaron con lesiones graves o leves. Por debajo de los 15 metros encuentro un 40% con lesiones leves y un 60%  ilesos.
Curiosamente doy con otra página web de una clínica veterinaria donde presentan una estadística sobre los gatos que la gente les ha llevado por caídas al vacío de un cercano rascacielos. Según dicha estadística el 90% de los gatos que cayeron desde 2 a 6 pisos de altura sobrevivieron a pesar de las heridas; curiosamente también sobrevivieron el 95% de los que habían caído entre 7 a 32 pisos de altura. Esto último no es creíble. No es que la estadística esté mal hecha o sea falsa. Sencillamente, a mi modo de ver, faltan los gatos que fallecieron en la caída, muchos o muchísimos, y que la gente no los llevó a la clínica al ser evidente que estaban muertos. Es decir, la estadística se realizó no con los gatos que se precipitaron al vacío, sino con los que la gente llevó a la clínica tras precipitarse.

Incidiendo en lo dicho en un anterior spot:
Dicen que caen de pie. ¡Depende de si tienen tiempo para arquear el cuerpo!.
Dicen que hay una velocidad máxima en caída libre. ¡Mejor no probarlo!.
Dicen que tienen 7 vidas. Con una sola, larga y placentera, es bastante. Lo demás son temeridades.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Caída al vacío de los gatos



Investigo en varios sitios de la web sobre el peligro de caer al vacío de un gato tras saltar a una ventana abierta. Recojo información y opiniones, analizo, deshecho algunas cosas y puntualizo otras.

“Los gatos son muy ágiles y flexibles ante una caída. Al caer, tienen la facilidad de darse la vuelta en el aire y modificar su centro de gravedad. Arquean su cuerpo y caen de pie. Adoptan la posición de máxima resistencia al aire.”
Si un gato cae desde un primer, segundo o tercer piso, es probable que no tenga tiempo de girarse adecuadamente. Y la caída le podrá ocasionar lesiones importantes, aunque muy raramente la muerte.
Todos los gatos son distintos entre sí, y por tanto cada gato tiene una capacidad de reaccionar diferente, lo que hace empleen diferentes tiempos para girarse adecuadamente y poder amortiguar el impacto.
Curiosa serie de imágenes del giro de un gato en caída libre.

“Si se habla de alturas entre 15 y 20 metros la mayoría de los gatos tendrán tiempo de darse cuenta de lo que ocurre, reaccionar, y preparar la caída.”
Pero el que caigan de pie no significa que no se vayan a lesionar, pues lógicamente las patas, la mandíbula y la panza, en ese orden, van a recibir un fuerte impacto.
”A partir de unos 20 metros de altura, el rozamiento con el aire impedirá que el animal adquiera demasiada velocidad, pues hay una velocidad máxima en caída libre que en el caso de los gatos es de unos 100 km/h, y a dicha velocidad un gato no se mata.”
Pero eso no quita de que sufra fracturas y lesiones diversas, tanto externas como internas.

martes, 13 de noviembre de 2012

Sofy y las ventanas



Los gatos son muy curiosos, les gusta mirarlo todo, pasear por todos los sitios, meterse por todos los huecos y rincones de la vivienda.
Al mismo tiempo les encantan las alturas, escalar por alguna cortina, saltar encima de sillas, mesas, estanterías y muebles varios.
Las ventanas suplen con creces las dos aficiones apuntadas: Desde una ventana, a la que previamente tienen que saltar, observan la calle, curiosean un mundo fuera de su territorio.
En cuanto abro la ventana de la habitación por las mañanas, Sofy viene corriendo y salta a la pequeña repisa. Unas veces de pie, otras tumbada, se pasa un buen rato mirando el patio vecinal, habitualmente vacío y con escasos ruidos.
Cuando se abre una ventana que da a la calle, lo mismo: En cuanto la ve abierta se acerca, tantea el salto, brinca a la repisa, se pasea un buen rato por ella, y finalmente se acomoda, tumbada, mirando con suma curiosidad el tránsito de la calle.

Foto de Sofy en la repisa de la ventana.
Pero la ventana del comedor no tiene repisa. Un salto significaría caer al vacío. Normalmente se acomoda sobre un estante o sobre el sofá más próximo y mira la ventana fijamente. Otras veces se acerca, se pone entre el cristal y la cortina interior, y observa la calle. Durante mucho, mucho tiempo. Sea de día o de noche. ¿Siente nostalgia de los tres o cuatro meses que pasó correteando por las calles de Madrid junto a su madre y su hermana?.
Las ventanas son un peligro para los gatos. Un salto mal calculado, una ventana sin repisa, significa caer al vacío.
Dicen que caen de pie. ¡Depende de si tienen tiempo para arquear el cuerpo!.
Dicen que hay una velocidad máxima en caída libre. ¡Mejor no probarlo!.
Dicen que tienen 7 vidas. Con una sola, larga y placentera, es bastante. Lo demás son temeridades.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Sofy es visitada por María



Principios de septiembre. Me visita María, de la Asociación Felina de Madrid.
Sofy se esconde tras el sofá del comedor al oír entrar gente en casa.
Al ser descubierta sale del comedor e intenta esconderse en alguna habitación, pero encuentra las puertas cerradas.
María la coge en brazos. Al principio Sofy intenta zafarse, pero luego parece estar cómoda, al menos el tiempo suficiente para sacar algunas fotos.
La encuentra a Sofy más grande y señorial que cuando me la trajeron con ocho meses de edad. Ha pasado ya algo más de medio año.
Respecto a la alergia atópica de Sofy me comenta que desde pequeña comía un pienso específico hasta que yo la adopté. “Es muy posible que sea el cambio de pienso”, me indica.
Me deja una muestra del susodicho pienso  y me dice que en breve me trae más, mientras yo lo busco en las tiendas.
 “Si no es el pienso, podría ser la arena higiénica”, me comentó antes de irse.
Ha sido imposible encontrar la marca de pienso que tomaba Sofy en toda la ciudad. La encargo por Internet y me llega a casa a los tres días.

Curiosa foto de Sofy reposando sobre el scáner.
Llevo todo el mes de septiembre dándola dicho pienso. Seguiré así en octubre y parte de noviembre. Si en estos tres meses desaparece la alergia, quedará claro que la causa es el pienso.

martes, 6 de noviembre de 2012

La cuna de Sofy



En tiendas para mascotas venden cunas apropiadas para ellas. Las hay muy confortables y vistosas. Y lo ideal sería que la mascota durmiera en ella.
No sé de nadie que haya comprado o hecho una cuna para un perro casero.
Visitando algunos foros de Internet observo que el uso que hacen los gatos de una cuna es nulo o muy escaso. Tal vez cuando las gatas tienen gatitos, al servir la cuna de refugio seguro, pero en el resto de sus vidas…
A mi anterior mascota, Mysy, mi hermana la fabricó una cuna para que durmiera en ella en lugar de hacerlo en los sofás o en las camas. Resultó un fracaso. Sólo durmió en ella algunos días de verano, de mucho calor. La razón era que el fondo de la cuna era un cartón, que al parecer la refrescaba en los días más calurosos.
Sofy dormitando en su cuna.¡Qué raro!.

A mi actual mascota, Sofy, la compré una cuna como se ve en la foto. A los diez días de tenerla se acostó de forma voluntaria para mi sorpresa; pero antes de una hora la abandonó. Meses después mi hermana la metió en la cuna, no sin esfuerzo; y aguantó en ella un par de horas. En todo el tiempo restante sólo otra vez la he visto acostarse en la cuna, tras amasar múltiples veces el mullido del fondo.
Antes de venderla o regalarla, esperaré al próximo invierno, haber si con el frío Sofy la utiliza para sus frecuentes e interminables siestas.
Y es que los gatos prefieren dormir en las camas, a los pies de los dueños, en primera opción. En segunda opción prefieren un sofá individual, o en su defecto el lateral de un sofá múltiple. Si fallan las opciones anteriores se buscan una confortable silla, con mullido, para sestear. Y si falla todo lo anterior, o están aburridos, se tumban encima de una mesa, de un escáner, de una impresora o de un montón de papeles.
Lo que nunca van a hacer un  gato es dormir en el suelo, aunque sí sobre la alfombra de la habitación de los dueños. Ya he relatado que los primeros días Sofy dormía en el suelo, en un rincón de la habitación o tras el sofá del comedor. No me contradigo. Su comportamiento no era normal: Estaba asustada, expectante, llena de miedos, pasando el difícil trámite de adaptarse a un nuevo hogar. 

jueves, 1 de noviembre de 2012

Esto es caca.¡A tapar!



Es muy curioso cómo los gatos cubren de arena el pis y la caca que producen. Primero se pasean alrededor de la bandeja higiénica, sin prisas, luego se suben a ella  husmean cada palmo, supongo que buscando la zona más seca, más adecuada. A veces repiten estos pasos dos o tres veces hasta decidirse a hacer un agujero, escarbando con las zarpas, para depositar en él el pis o la caca. Y por último escarban alrededor, arrojando la tierra sobre las deposiciones hasta cubrirlas. Rara vez dejan visible algo de las mismas, dándose uno cuenta que han hecho sus necesidades por el pequeño montículo que se forma. Eso es muy de agradecer, porque así, si tardas un tiempo en darte cuenta, al estar cubiertas de arena, las cacas se secan y no huelen, de modo que no hay prisa por retirarlas de forma inmediata.
El pis de los gatos es otra cosa distinta. Aunque orinan muy poco y en pequeña cantidad, salvo que estén enfermos, el pis huele mucho y mal, aunque esté cubierto. Ello obliga a reponer la tierra parcial o totalmente cada dos o tres días, lo que es muy aconsejable aunque se tenga la bandeja en una zona aireada de la casa.

La bandeja higiénica de Sofy

Observo a Sofy escarbando alrededor de la bandeja higiénica. Ha hecho sus necesidades y las ha cubierto, pero sigue escarbando alrededor, fuera de la bandeja. Me extraña, pues a mi anterior mascota, Mysy, nunca se lo había visto hacer. Consulto en Internet y tras un buen rato buscando, un supuesto experto dice que con este comportamiento anómalo el gato está indicando a su dueño que la bandeja está sucia, que cambie la arena ya.
Días más tarde, con la arena recién renovada por completo, vuelvo a ver a Sofy en ese extraño comportamiento. Concluyo que el experto aludido no es tal.
Hoy Sofy, ¡por fin!, me ha desvelado el porqué de su extraño comportamiento. La arrojé al suelo un trocito de bizcocho, algo duro, pero que aún desprendía un cierto olor a limón. Sofy se acercó enseguida, lo olió, puso un gesto de repulsa y a continuación comenzó a escarbar alrededor del trocito de bizcocho, arrojando sobre el mismo una invisible, por inexistente, arena. ¡Estaba claro! Aquello no la gustaba, aquello era caca; y por lo tanto había que taparlo con arena.

domingo, 21 de octubre de 2012

Abogados de mascotas.



Al igual que existe un partido político para la defensa de los animales, el PACMA, existen abogados especializados en derecho animal. Alguno de ellos, como Daniel Dorado, con página Web propia:”Las leyes que afectan a los animales domésticos los consideran propiedades, sin tener en cuenta que son seres que sufren y disfrutan, es decir, con capacidad de sentir y merecedoras de un respeto”.
¿En qué casos actúan los abogados de animales, y en particular de mascotas?.

Simpática imagen de la web de Daniel Dorado
Resumo brevemente lo leído en Internet:
Alguien provoca una lesión o la muerte a su mascota y su compañía de seguros se desentiende.
Llevó a su mascota a una clínica veterinaria y ésta fallece por una confusión del personal.
Su casero pretende que se deshaga de la mascota con la que vive en un piso alquilado. 
Su mascota fue atacada por una persona, y respondió mordiendo al agresor.
Quiere preparar un contrato de adopción, para que pueda recuperar al gato/perro si no es bien atendido por la persona a la que se lo entrega.
Contrató a alguien para que sacara a pasear a su perro mientras usted trabajaba, y el animal ha sido atropellado o se ha perdido.
Estudia Biología y le amenazan con no dejarle presentarse al examen de una asignatura si no realiza ciertas prácticas en animales.
Su ex-pareja se ha llevado a la mascota que adoptaron juntos, y ahora pretende impedirle que la visite.
Le han acusado de agresión porque defendió la vida de su mascota cuando ésta era golpeada.
Le han multado porque se niega a que su perro salga a la calle atado y con bozal al ser considerado erróneamente de raza peligrosa..
Pretenden embargar la mascota con la que vive, al haber sido comprada en lugar de adoptada.
Le preocupa qué pueda pasar a su mascota cuando usted muera, por lo que incluye una cláusula en el testamento.
Compró un juguete a su mascota y éste tenía un componente tóxico.

Para ampliar la información: Abogado de animales

viernes, 12 de octubre de 2012

Post atemporal



A finales de agosto vuelvo a llevar a Sofy al veterinario. Delante de nosotros había cuatro perros esperando; detrás, otro perro. Esta vez ningún gato. Mientras esperábamos, un perro se acerca a la jaula de Sofy y husmea. Sofy, calladita, ni se inmutó. Si hubiera estado Mysy, mi anterior mascota, en la misma situación, posiblemente le hubiera bufado al perro o intentado clavarle las uñas en el hocico.
La consulta fue muy rápida: Tras observar y palpar cuellos y patas, seguir con la medicación. Comento a la vete que una de las medicaciones son cápsulas de plástico y además muy rígidas y herméticas, lo que hace muy difícil administrárselas a Sofy. Me contesta que, de seguir con el tratamiento, me indicaría una farmacia donde las elaboran en forma de pastillas, pues la dosis de fármaco sería la mitad que la actual.

Sofy limpiándose la zarpa con los dientes.
Como creo haber dicho en un anterior post este blog es atemporal. Estoy relatando eventos sucedidos a finales de agosto cuando ahora estamos a finales de octubre; y además los post informativos generalistas que voy mezclando retrasan aún más la sincronización. Espero en uno o dos meses convertir este blog en lo que su nombre refleja: un cuaderno de bitácora.

sábado, 6 de octubre de 2012

Sofy soporta bien el calor del verano




Agosto se presenta muy caluroso. A Sofy no parece importarla mucho, pues soporta muy bien el calor. Tras quince días de tratamiento parece que está bien: El pelo de las patas la ha vuelto a crecer y no se muerde.
Pasan sólo dos días sin medicamentos y vuelve a morderse. Consulto por teléfono al veterinario. Otros quince días con el mismo tratamiento y volver a revisión a finales de agosto.
No me gusta la idea de que, para estar sin autolesionarse, tenga que estar medicamentándose. Entre otras cosas porque ha perdido viveza, ganas de jugar con las pelotas, de hacer acrobacias en los travesaños de las sillas…

Sofy, de vacaciones, reposando.
Quince días de vacaciones. Un viaje. Sofy se esconde, se resiste a ser encerrada en la jaula de transporte. Durante el viaje intenta continuamente salir de la jaula, pero sólo logra sacar las zarpas. 
En apenas 50 minutos se llega a otra vivienda que ya conoce.
Por la noche intenta entrar en las habitaciones, se supone que para dormir debajo de alguna cama o en algún rincón. No se la permite, y duerme sobre un trapo encima del sofá del comedor.
Husmea las plantas de la galería, comiendo algunas hojas. Luego vomita, por primera vez. Está muy claro que necesitaba purgarse. A la vuelta la pondré otra maceta de hierba. Y espero que esta vez no se marchite.
Por dos veces ha brincado del suelo a una ventana abierta. Por dos veces a estado a punto de precipitarse al vacío. Dicen que los gatos caen de pie, que apenas se hacen daño. Aunque eso sea verdad, yo prefiero que no caiga, “por si las moscas”.
Ya hablaré en otro post sobre las ventanas y los gatos.

martes, 2 de octubre de 2012

Sofy se deja bañar. ¡Increíble!



Sofy lleva cuatro días sin picores, y por tanto sin morderse al asearse. Pero hoy hay que volverla a llevar al “vete”. En cuanto ve la jaula transportín corre a esconderse. Mi hermano tarda en dar con ella. Se ha escondido muy bien. No quiere volver al veterinario.
Al llegar a la clínica no había nadie esperando. Tampoco estaba la “vete” que nos había atendido la última vez. La pesan: “Cuatro kilos”.
Lo tenían claro. Era alopecia, alergia a alguna sustancia.
Me recomendaron un tratamiento con antialergénicos, con receta médica y a comprar en una farmacia ordinaria: Urbosón 40 mgr y Ciclosporina 25 mg.

Sofy en una frecuente postura. ¿No estará incómoda?
Al llegar a casa la bañamos. Para mi sorpresa se dejó mojar, se dejó poner el champú e incluso pareció no importarla gran cosa. Eso sí, no los 10 minutos que nos recomendaron en la clínica, pero sí casi cuatro. Los tres “vetes” que nos atendieron a la vez nos recomendaron bañarla cada dos días, para así ayudar a eliminar de su piel la sustancia a la que tiene alergia.

jueves, 27 de septiembre de 2012

El aseo de Sofy



Un gato se asea con mucha frecuencia. Tres, cuatro, cinco veces al día. Supongo que por la noche otras tantas. La frecuencia del aseo, así como la duración de cada sesión, depende de cada gato. A Sofy la he visto asearse patas y lomo varias veces al día durante unos pocos segundos; y también la he visto pasar de cuatro minutos en varios aseos completos. Mi anterior mascota, Mysy, se aseaba menos veces al día, pero empleaba más tiempo en cada sesión.
Lo hacen pasándose la lengua por todo el cuerpo, girando y retorciéndose de manera asombrosa. Y si no llegan con la lengua al, por ejemplo, cogote, se mojan el brazo y se refriegan la cabeza. Es todo un espectáculo. Leí hace tiempo en un libro que con dicho aseo impregnan el pelo de una sustancia que les proteje contra elementos externos.
Aquí os dejo un video de casi dos minutos de aseo para que lo disfrutéis.


domingo, 23 de septiembre de 2012

Hongos, pulgas, ácaros, ...¡Vade retro!



A la semana de terminar el tratamiento parece que está ya curada, a la espera de que el pelo vuelva a tener la misma altura que en el resto de la pata. Pero la dicha dura muy poco, por desgracia. Tras esa semana tranquila, la vuelvo a observar que se muerde al asearse. Y tiene, aunque en menor medida que antes, lo que parecen pequeños granitos. En una semana tiene casi pelada una pata, como si fuera un caniche, y en la otra pata comienza a aparecer un cerco.
Me pongo en contacto con María, de la Asociación Felina de Madrid. La mando unas fotos para que consulte a Tania, una amiga veterinaria que es especialista en gatos. Durante una semana nos intercambiamos información sobre pautas a seguir.
Todo indica que es un problema alérgico. Posiblemente tenga que probar una dieta hipoalergénica para descartar que sea de la comida. Si no es así la cosa se complica para saber qué cosa la da alergia. 

Hongos, ácaros y pulgas, enemigos frecuentes de los gatos

Nueva visita al veterinario. Ha descartado por segunda vez hongos, pulgas y ácaros tras hacerla dos rascados de piel y otras cuatro tomas de muestras en patas y cuello. La había tratado con corticoides, al mejorar, dejarlos de tomar y luego empeorar, me indica que es un problema alérgico.
La pesa: 3,75 kg. Me receta para Sofy antibióticos y Urbosón 10 mgr para dárselo a la vez en unos diez días.
Me indica que se pueden realizar unas pruebas alérgicas para saber qué sustancia es positiva, para lo cual la extraerían sangre.
Nos muestra un tríptico de cartón en el que se señalan unas 50 sustancias que pueden producir alergia a los gatos. Me asombro de que sean tantas.
Este próximo domingo, 15 de Julio, cumple 14 meses. La “vete” me indica que Sofy es aún muy joven y que la alergia puede irse tan inesperadamente como vino.

lunes, 17 de septiembre de 2012

El idioma de los gatos.




Hasta que tuve mi primera mascota sólo me comunicaba con los gatos emitiendo dos sonidos que ellos, independientemente de raza y edad, entendían perfectamente. Si yo querría atraer su atención emitía un “Bisss, bisss, bisss.”;  y si quería espantarlo de algún sitio emitía un “Saaaaaape”. Nunca fallaba.
Pero, ¿y a la inversa?. Porque si un gato te dice “miaou”, ¿cómo sabemos si te pide comida, caricias, si quiere jugar con la pelota, salir a la calle, etc, etc?. 
“El gato se comunica con nosotros y con sus congéneres a través de sonidos, señales y marcas que forman un código perfecto. Si nos centramos en los sonidos, en el “idioma”, vemos que los gatos pueden "vocalizar" en torno a cien sonidos diferentes, mientras que los perros sólo diez”.
Hoy sabemos que es posible aprender el idioma de los gatos, el idioma de las vocalizaciones. Mildred Moelk, una psicóloga estadounidense, en 1944  llegó a esta interesante conclusión sobre la vocalización del gato doméstico tras cinco años en los que recopiló y clasificó el extensísimo vocabulario felino.
Según esta psicóloga el objetivo del gato se puede “adivinar” en función de la intensidad de pronunciación de las letras que forman el MIAOU.
Sofy, descansando placidamente.
Una “M” muy marcada indica una intensa necesidad de contacto. Una “i” larga, señala dolor, e incluso angustia, una “a” larga demanda la necesidad urgente de algo, mientras que un pronunciado “ou” se interpreta como frustración.
Además podemos interpretar otros sonidos que forman también parte de su lenguaje y podemos analizarlos en sonogramas, como los “mhrm”, “purrr”, “aaaoaaa”, etc”.
El gato repetirá tantas veces como haga falta un sonido determinado, hasta que consiga lo que quiere. “Este maullido será diferente en función de lo que el gato demande. Los gatos han aprendido que encontramos agradables los sonidos de alta frecuencia y corta duración y esos serán los que empleen en su comunicación con los humanos”.
Varias veces he pensado grabar los sonidos de mi mascota, pero aunque lo dicho aquí vale para todos los gatos, cada cual vocaliza de forma diferente para expresar un mismo deseo. Es como si todos los gatos hablasen el mismo idioma, pero cada uno tuviera un dialecto diferente; o quizás sea al revés.
Para conocer más sobre el tema os dejo el enlace a una experta, www.migato.com , en la sección de Documentos, lo mejor de lo poquísimo que hay sobre el tema en Internet, al menos a nivel divulgativo.

martes, 11 de septiembre de 2012

Sofy cazando moscas. ¡Pobres visillos!.



Tras una tarde de muchísimo calor, llovía a cántaros. La ventana estaba abierta, por lo que me levanté a cerrarla para que no entrara el agua. Lo que sí entraron fueron dos moscas, una de ellas de considerable tamaño como pude observar cuando se posó sobre la pantalla del ordenador.
“¡Pobres!”, pensé,”No sabéis dónde os habéis metido. En cuanto Sofy termine de comer seguro que querrá jugar con vosotras”.
Y es que teniendo un gato en casa uno se ahorra una pasta en insecticidas y demás productos para ahuyentar todo tipo de bichos.

Sofy atenta a una mosca que ha entrado en casa.

En cuanto entra una mosca por alguna ventana abierta, Sofy se despereza y salta a por ella. Normalmente se posan en las paredes, a una cierta altura del suelo. Sofy salta encima del cabecero del sofá o sobre la mesa e intenta golpearla con las zarpas. Así una y otra vez, de pared en pared, hasta que la altura de la mosca respecto al suelo permite a Sofy saltar y golpearla con la zarpa. La mosca cae al suelo. Sofy se arrima a  ella y la husmea. La toca suavemente, como invitándola a que se mueva. Si no se mueve, Sofy emite un miaou de enfado. Si se mueve e intenta alzar el vuelo, Sofy la asienta un zarpazo definitivo y, no siempre, se la come. A veces la he visto cazar moscas con ambas zarpas: Simplemente salta cuando la mosca vuela a baja altura y golpea una zarpa contra la otra, quedando la mosca aplastada entre ambas.
Pero cuando las moscas se posan en los visillos de las ventanas, hay que temer lo peor. Entonces los golpes con las zarpas no suelen dar el resultado deseado. Por el contrario a veces una uña no cortada lo suficiente se engancha en la tela del visillo y ocasiona un pequeño rasgón.  
En ese sentido, el de la caza de moscas, es muy curioso oírla un miaou claramente diferenciado del resto cuando detecta un insecto e inicia la caza, así como otro miauo de enfado y frustración cuando no consigue cazarla en un corto tiempo, también muy diferenciado del resto de sus vocalizaciones.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Mysy y Sofy, mis mascotas




Aquí os dejo una imagen gif de mis dos mascotas.
Mysy, mezcla de angora y siamés, fallecida a los 20 años de edad.
Y Sofy, mi actual mascota de raza común europea.

También os informo que he modificado la configuración del blog para que todo el visitante que lo desee pueda dejar sus comentarios, preguntas u opiniones, sin necesidad de registrarse.
Por supuesto me reservo el derecho de filtrar los comentarios antes de su publicación.

martes, 4 de septiembre de 2012

Más visitas al veterinario


Hace un calor espantoso, pero debo llevar a Sofy al veterinario. Mi hermano nos acompaña. La veterinaria la observa atentamente las heridas del cuello y la pata semipelada, mientras la digo que se muerde menos la pata pero que se la ha extendido más. Me dice que la infección parece ya curada. 
Me pregunta por el peso de Sofy y a continuación me receta unas pastillas para quitarla la picazón. ¡Son minúsculas!. Y encima se las tengo que partir en dos, pues debo darla media cada 12 horas. 
En la misma clínica compro algunas latillas de paté para gatos: Media pastilla de medicamento bien mezclada con el paté es algo que no suele fallar en la medicación de un gato.
Cuatro días medicándose y luego otra vez a volver a revisión.

Sofy aposentada sobre mi cartera de trabajo. ¿Estará cómoda?
Pasan los cuatro días. Parece haber recuperado casi todo el pelo. Pero hay pequeñas zonas en ambas patas delanteras que indican la no curación completa.
Llegamos a la clínica a las 17,05, creyendo ser los primeros. No lo éramos. Por cinco minutos, desgraciadamente, nos habían adelantado. Y digo desgraciadamente, no porque tuviéramos que esperar algo, sino porque había habido una urgencia: Un gatito de no más de tres meses estaba siendo atendido por un severo mordisco de un perro.
Otro veterinario atendió a Sofy. Como las dos veces anteriores, a Sofy no la gustó nada que la atusaran por todo el cuerpo para buscarla posibles anomalías en la piel. Intentó zafarse, pero acordé con su personalidad no bufó ni sacó las uñas.
Finalmente el “vete” la puso una inyección bajo la piel y me recetó otras pastillas, distintas de las anteriores, para que en tres o cuatro días se la terminase de curar el picor.
En otra habitación seguían atendiendo al gatito. ¡Ojala que en poco tiempo esté ya bien!. Recordé una frase referente a los gatos: “También toleran en gran medida el dolor, debido a un elevado número de endorfinas que generan cuando les son necesarias”.

jueves, 30 de agosto de 2012

Sofy, el circo en casa

Tras más de veinte años observando diariamente los juegos y diabluras de un gato casero se podría pensar que, tras adoptar otro, pocas cosas te pueden sorprender. Pues no. Afortunadamente no.
Los paquetes de pan de molde suelen tener una pequeña cinta metálica (supongo que de aluminio) para el cierre. Cuando ya tenía el paquete medio vacío, hice un nudo para cerrarlo y tiré la cinta a Sofy para que jugara con ella.
Al principio dio tres o cuatro vueltas por el comedor correteando con la cinta como si de una pelota se tratase. Luego se cansó, cogió la cinta con la boca y la depositó bajo una de las sillas del comedor.
Lo que siguió fue asombroso: Se levantó, alzó su cuerpo hasta ponerse en pie y se dejó caer bajo un travesaño de la silla, al tiempo que intentaba agarrar con sus zarpas la cinta depositada bajo la silla. Así estuvo un buen rato, repitiendo varias veces dicho movimiento, a mi entender haciéndose daño en la barriga. Luego saltó, se tumbó en el suelo, se dio media vuelta y cruzó sus cuatro patas en el travesaño de la silla, balanceándose. Se cayó de culo, se volvió a girar en el suelo y volvió a balancearse en el travesaño. Luego jugó un rato con la cinta, hasta que la perdió bajo la mesa, y volvió a trepar por los travesaños de la silla, balanceándose una y otra vez.

Sofy, balanceándose en la silla.
Era como si, en lugar de un gato, por unos minutos se hubiera convertido en un mono; y paralelamente como si en lugar de unas sillas fueran árboles con robustas ramas donde columpiarse. Pero claro, la zarpa de los gatos no tiene la habilidad prensil de la mano de un mono, por lo que los giros y acrobacias de Sofy en las sillas la daban un aspecto más espectacular, sorprendente, gracioso.
Afortunadamente tenía la cámara de fotos a mano y la pude sacar algunas instantáneas. 
Me la imaginé en un circo realizando todo tipo de acrobacias.
Recordé, no obstante, una frase de Garfield, el gato de dibujos animados, que decía algo así: “Los únicos (animales) que nunca hemos hecho el imbécil en el circo... ¡somos los gatos!.".
Por algo será.  

lunes, 27 de agosto de 2012

Aparecen las pelotas perdidas


Sofy  ya lleva perdidas 8 pelotas de goma. ¿Dónde las esconde?. No tengo más, y tampoco pienso comprarla más. ¡Tengo que encontrarlas!.
Hace más de una semana que perdió su octava pelota. Me decido a buscarlas a fondo: Miro en todos los estantes abiertos, detrás de los libros, en los rincones de cada habitación. ¡Nada!.
Retiro algo la mesa del ordenador, cojo la aspiradora y meto la boquilla por un altillo inferior de la parte trasera del mueble, con bastante dificultad. Al rato oigo un ruido extraño: Retiro la boquilla y encuentro una pelota taponando la entrada. Apago la aspiradora y recojo la pelota. ¡He acertado!. Repito la operación y encuentro tres más. Ya son cuatro de las ocho. Puede que haya más. Pero no puedo retirar más la mesa por el amasijo de cableado. Mi hermano terminará de buscarlas, asegurándonos que no haya más debajo y tapando la rendija para que no se vuelvan a “perder”.

Sofy descansando, tras jugar con la pelota de goma.
Hago memoria y me doy cuenta de algo en lo que hasta ahora no había caído, aunque es muy evidente: No esconde las pelotas, no tiene un escondrijo donde ocultar sus juguetes favoritos. Tras jugar un buen rato con ellas por los pasillos de la casa o el centro de algunas habitaciones, las empuja hacia sitios inaccesibles, se está un buen rato alargando las patas para llegar a ellas, y cuando se cansa las deja por imposibles. Recuerdo una vez haberla visto  empujando la pelota por el minúsculo hueco entre la pared y una puerta abierta, e intentando sin éxito recuperarla. Juega a esconderlas y recuperarlas; lo malo es que lo primero lo hace muy bien, pero lo segundo…

domingo, 26 de agosto de 2012

Gatos con poderes paranormales

Los fenómenos que ahora nos asombran y atribuimos a poderes ultra sensoriales o fuerzas ocultas se incorporarán a nuestra vida cotidiana en un próximo futuro, perdiendo el halo de misterio y/o superstición, en cuanto la ciencia encuentre la causa natural o patológica que los produce.
Y si eso es así en los humanos, con mayor motivo en los animales, seres vivientes como nosotros, pero en una escala evolutiva inferior.
¿Tienen poderes ultra sensoriales, paranormales, los gatos?.
Evidentemente no en el sentido trascendente de la propia vida y cotidianidad, pero sí en lo tocante a tener algún sentido diferente al de los humanos que nos produce asombro, confusión e incluso miedo.
Como muestra de ello resumo la historia de Oscar, difundida ampliamente en la prensa escrita y en Internet.

Foto escaneada de Oscar con el doctor David Dosa.
Oscar, el gato de caminar tranquilo por los pasillos de la residencia de ancianos Steere House (Rhode Island, EE UU). Su particular don es que vaticina a los pacientes el final de sus días, enroscándose en las camas de los próximos a fallecer. “El gato siempre se las arregla para aparecer en la habitación y siempre lo hace en las últimas dos horas de vida del paciente", detalla el médico David Dosa, quien lanzó a Oscar al estrellato hace unos años con un artículo y recientemente con un libro.
"Mi impresión es que los animales son capaces de 'sentir' cosas que nosotros, como humanos, no podemos percibir. Creo que este gato es capaz de oler algo que nosotros no, quizás una feromona. Pero esto sólo es una suposición.”, comenta Dosa.
Su porcentaje de fallo es mínimo. Nadie cuestiona los vaticinios de un gato adoptado para ayudar en las terapias del centro, que también cuenta con otros animales.
 “Lo importante es que Oscar nos permite llamar a sus familiares para que se despidan de su parientes de la mejor forma posible”,  puntualiza el geriatra. Un momento íntimo que sería imposible sin las dotes de este felino con un sentido muy vivo de la muerte.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Dar la medicina a un gato




Sofy, en su jaula, tras la visita al veterinario.
 Al día siguiente de volver del veterinario tiré toda la comida de Sofy que quedaba, pienso de pescado y verduras, por si acaso. “No te extrañe que sea la comida la causa de la infección de piel”, me dijo mi hermano, “El pescado suele tener muchas toxinas”.
Volví a comprar mixto, pienso de carne, pescado y malta.
También compré latillas de paté para gatos, que les encanta.
Cogía la pastilla del antibiótico, por cierto muy pequeña, la troceaba, la mezclaba con el paté y lo echaba todo en el bol. Una pastilla cada 12 horas. Así durante cinco días. Afortunadamente en el bol no quedaba ni rastro de la pastilla. Tampoco ni rastro de la comida. El truco, en caso de Sofy, había funcionado.
¡Miedo tenía!. Y es que con Mysy, mi anterior mascota, ese truco no funcionaba casi nunca. La mayoría de las veces encontraba el bol sin rastro de comida, pero con todos los trocitos de la pastilla intactos, por muy minúsculos que fueran. Afortunadamente Sofy no es tan exquisita, no tiene un paladar tan refinado y selectivo. ¡Por ahora!.
Aunque se sigue arrascando el cuello y mordiéndose la pata, la frecuencia con que lo hace ha disminuido considerablemente. El pelo ya la está cubriendo la zona otra vez y parece que los granitos rojizos la han desaparecido. Mañana la vuelvo a llevar a la “vete”, a revisión. ¡Ya veremos!.