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martes, 13 de noviembre de 2012

Sofy y las ventanas



Los gatos son muy curiosos, les gusta mirarlo todo, pasear por todos los sitios, meterse por todos los huecos y rincones de la vivienda.
Al mismo tiempo les encantan las alturas, escalar por alguna cortina, saltar encima de sillas, mesas, estanterías y muebles varios.
Las ventanas suplen con creces las dos aficiones apuntadas: Desde una ventana, a la que previamente tienen que saltar, observan la calle, curiosean un mundo fuera de su territorio.
En cuanto abro la ventana de la habitación por las mañanas, Sofy viene corriendo y salta a la pequeña repisa. Unas veces de pie, otras tumbada, se pasa un buen rato mirando el patio vecinal, habitualmente vacío y con escasos ruidos.
Cuando se abre una ventana que da a la calle, lo mismo: En cuanto la ve abierta se acerca, tantea el salto, brinca a la repisa, se pasea un buen rato por ella, y finalmente se acomoda, tumbada, mirando con suma curiosidad el tránsito de la calle.

Foto de Sofy en la repisa de la ventana.
Pero la ventana del comedor no tiene repisa. Un salto significaría caer al vacío. Normalmente se acomoda sobre un estante o sobre el sofá más próximo y mira la ventana fijamente. Otras veces se acerca, se pone entre el cristal y la cortina interior, y observa la calle. Durante mucho, mucho tiempo. Sea de día o de noche. ¿Siente nostalgia de los tres o cuatro meses que pasó correteando por las calles de Madrid junto a su madre y su hermana?.
Las ventanas son un peligro para los gatos. Un salto mal calculado, una ventana sin repisa, significa caer al vacío.
Dicen que caen de pie. ¡Depende de si tienen tiempo para arquear el cuerpo!.
Dicen que hay una velocidad máxima en caída libre. ¡Mejor no probarlo!.
Dicen que tienen 7 vidas. Con una sola, larga y placentera, es bastante. Lo demás son temeridades.

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