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domingo, 23 de febrero de 2020

Sofy cumple 8 años conmigo


Sofy 2012


Un 23 de febrero del año 2012, a las 10 menos cuarto de la noche, llamaron a la puerta de mi casa. Abrí. Inma, una compañera de trabajo, me traía desde Madrid, en un transportín, a una linda y temerosa gatita llamada Mincha. De eso hace exactamente 8 años.


Sofy 2013



Sofy 2014



Sofy 2015



Sofy 2016



Sofy 2017



Sofy 2018



Sofy 2019


sábado, 1 de febrero de 2020

Momia de gato




Hace un par de meses leí esta curiosa noticia en un periódico digital:

Científicos del Instituto Nacional de Investigación Arqueológica Preventiva de Francia lograron “abrir” una momia de gato con 2,500 años de antigüedad gracias a múltiples tecnologías 3D.


El ejemplar, un objeto egipcio conservado en el Museo de Bellas Artes de Rennes desde 1923, fue sometido a diferentes procesos tecnológicos para, finalmente, descubrir lo que encerraba en su interior. El método tecnológico de exploración de esta sorprendente momia consistió en tomografías computarizadas que derivaron en reconstrucciones 3D procesadas a través de realidad virtual y realidad aumentada.

Vista del interior de la momia


El contenido de la momia eran tres colas casi completas, cinco patas traseras y una bola textil en lugar del cráneo. Resulta entonces que esta momia guarda los restos no sólo de un gato, sino de varios. Los expertos creen que quizá esta práctica era más común en la antigüedad de lo que sabemos, aunque siguen explorando los motivos de la falta de cráneo.

La momia de gato, tal cual.

Me extraña mucho la última frase del autor del artículo, por ello la he subrayado y paso a comentarla. Primero por no ser práctica común (lo común: un gato, una momia); no hay que buscar razones para una “chapuza” bienintencionada, para una excepción. Y segundo por afirmar que siguen explorando los motivos de la falta de cráneo. 
Es obvio que algo tremendo les ocurrió a los tres gatos de un egipcio; por ejemplo, que se los comieran los cocodrilos; que recogió de ellos los restos que pudo; y que ante la dificultad de dividir los mismos en tres partes, decidió momificarlos juntos, colocando como cabeza lo primero que tenía a mano, que no dudo fuera de gran valor sentimental y/o económico para él.