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jueves, 27 de septiembre de 2012

El aseo de Sofy



Un gato se asea con mucha frecuencia. Tres, cuatro, cinco veces al día. Supongo que por la noche otras tantas. La frecuencia del aseo, así como la duración de cada sesión, depende de cada gato. A Sofy la he visto asearse patas y lomo varias veces al día durante unos pocos segundos; y también la he visto pasar de cuatro minutos en varios aseos completos. Mi anterior mascota, Mysy, se aseaba menos veces al día, pero empleaba más tiempo en cada sesión.
Lo hacen pasándose la lengua por todo el cuerpo, girando y retorciéndose de manera asombrosa. Y si no llegan con la lengua al, por ejemplo, cogote, se mojan el brazo y se refriegan la cabeza. Es todo un espectáculo. Leí hace tiempo en un libro que con dicho aseo impregnan el pelo de una sustancia que les proteje contra elementos externos.
Aquí os dejo un video de casi dos minutos de aseo para que lo disfrutéis.


domingo, 23 de septiembre de 2012

Hongos, pulgas, ácaros, ...¡Vade retro!



A la semana de terminar el tratamiento parece que está ya curada, a la espera de que el pelo vuelva a tener la misma altura que en el resto de la pata. Pero la dicha dura muy poco, por desgracia. Tras esa semana tranquila, la vuelvo a observar que se muerde al asearse. Y tiene, aunque en menor medida que antes, lo que parecen pequeños granitos. En una semana tiene casi pelada una pata, como si fuera un caniche, y en la otra pata comienza a aparecer un cerco.
Me pongo en contacto con María, de la Asociación Felina de Madrid. La mando unas fotos para que consulte a Tania, una amiga veterinaria que es especialista en gatos. Durante una semana nos intercambiamos información sobre pautas a seguir.
Todo indica que es un problema alérgico. Posiblemente tenga que probar una dieta hipoalergénica para descartar que sea de la comida. Si no es así la cosa se complica para saber qué cosa la da alergia. 

Hongos, ácaros y pulgas, enemigos frecuentes de los gatos

Nueva visita al veterinario. Ha descartado por segunda vez hongos, pulgas y ácaros tras hacerla dos rascados de piel y otras cuatro tomas de muestras en patas y cuello. La había tratado con corticoides, al mejorar, dejarlos de tomar y luego empeorar, me indica que es un problema alérgico.
La pesa: 3,75 kg. Me receta para Sofy antibióticos y Urbosón 10 mgr para dárselo a la vez en unos diez días.
Me indica que se pueden realizar unas pruebas alérgicas para saber qué sustancia es positiva, para lo cual la extraerían sangre.
Nos muestra un tríptico de cartón en el que se señalan unas 50 sustancias que pueden producir alergia a los gatos. Me asombro de que sean tantas.
Este próximo domingo, 15 de Julio, cumple 14 meses. La “vete” me indica que Sofy es aún muy joven y que la alergia puede irse tan inesperadamente como vino.

lunes, 17 de septiembre de 2012

El idioma de los gatos.




Hasta que tuve mi primera mascota sólo me comunicaba con los gatos emitiendo dos sonidos que ellos, independientemente de raza y edad, entendían perfectamente. Si yo querría atraer su atención emitía un “Bisss, bisss, bisss.”;  y si quería espantarlo de algún sitio emitía un “Saaaaaape”. Nunca fallaba.
Pero, ¿y a la inversa?. Porque si un gato te dice “miaou”, ¿cómo sabemos si te pide comida, caricias, si quiere jugar con la pelota, salir a la calle, etc, etc?. 
“El gato se comunica con nosotros y con sus congéneres a través de sonidos, señales y marcas que forman un código perfecto. Si nos centramos en los sonidos, en el “idioma”, vemos que los gatos pueden "vocalizar" en torno a cien sonidos diferentes, mientras que los perros sólo diez”.
Hoy sabemos que es posible aprender el idioma de los gatos, el idioma de las vocalizaciones. Mildred Moelk, una psicóloga estadounidense, en 1944  llegó a esta interesante conclusión sobre la vocalización del gato doméstico tras cinco años en los que recopiló y clasificó el extensísimo vocabulario felino.
Según esta psicóloga el objetivo del gato se puede “adivinar” en función de la intensidad de pronunciación de las letras que forman el MIAOU.
Sofy, descansando placidamente.
Una “M” muy marcada indica una intensa necesidad de contacto. Una “i” larga, señala dolor, e incluso angustia, una “a” larga demanda la necesidad urgente de algo, mientras que un pronunciado “ou” se interpreta como frustración.
Además podemos interpretar otros sonidos que forman también parte de su lenguaje y podemos analizarlos en sonogramas, como los “mhrm”, “purrr”, “aaaoaaa”, etc”.
El gato repetirá tantas veces como haga falta un sonido determinado, hasta que consiga lo que quiere. “Este maullido será diferente en función de lo que el gato demande. Los gatos han aprendido que encontramos agradables los sonidos de alta frecuencia y corta duración y esos serán los que empleen en su comunicación con los humanos”.
Varias veces he pensado grabar los sonidos de mi mascota, pero aunque lo dicho aquí vale para todos los gatos, cada cual vocaliza de forma diferente para expresar un mismo deseo. Es como si todos los gatos hablasen el mismo idioma, pero cada uno tuviera un dialecto diferente; o quizás sea al revés.
Para conocer más sobre el tema os dejo el enlace a una experta, www.migato.com , en la sección de Documentos, lo mejor de lo poquísimo que hay sobre el tema en Internet, al menos a nivel divulgativo.

martes, 11 de septiembre de 2012

Sofy cazando moscas. ¡Pobres visillos!.



Tras una tarde de muchísimo calor, llovía a cántaros. La ventana estaba abierta, por lo que me levanté a cerrarla para que no entrara el agua. Lo que sí entraron fueron dos moscas, una de ellas de considerable tamaño como pude observar cuando se posó sobre la pantalla del ordenador.
“¡Pobres!”, pensé,”No sabéis dónde os habéis metido. En cuanto Sofy termine de comer seguro que querrá jugar con vosotras”.
Y es que teniendo un gato en casa uno se ahorra una pasta en insecticidas y demás productos para ahuyentar todo tipo de bichos.

Sofy atenta a una mosca que ha entrado en casa.

En cuanto entra una mosca por alguna ventana abierta, Sofy se despereza y salta a por ella. Normalmente se posan en las paredes, a una cierta altura del suelo. Sofy salta encima del cabecero del sofá o sobre la mesa e intenta golpearla con las zarpas. Así una y otra vez, de pared en pared, hasta que la altura de la mosca respecto al suelo permite a Sofy saltar y golpearla con la zarpa. La mosca cae al suelo. Sofy se arrima a  ella y la husmea. La toca suavemente, como invitándola a que se mueva. Si no se mueve, Sofy emite un miaou de enfado. Si se mueve e intenta alzar el vuelo, Sofy la asienta un zarpazo definitivo y, no siempre, se la come. A veces la he visto cazar moscas con ambas zarpas: Simplemente salta cuando la mosca vuela a baja altura y golpea una zarpa contra la otra, quedando la mosca aplastada entre ambas.
Pero cuando las moscas se posan en los visillos de las ventanas, hay que temer lo peor. Entonces los golpes con las zarpas no suelen dar el resultado deseado. Por el contrario a veces una uña no cortada lo suficiente se engancha en la tela del visillo y ocasiona un pequeño rasgón.  
En ese sentido, el de la caza de moscas, es muy curioso oírla un miaou claramente diferenciado del resto cuando detecta un insecto e inicia la caza, así como otro miauo de enfado y frustración cuando no consigue cazarla en un corto tiempo, también muy diferenciado del resto de sus vocalizaciones.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Mysy y Sofy, mis mascotas




Aquí os dejo una imagen gif de mis dos mascotas.
Mysy, mezcla de angora y siamés, fallecida a los 20 años de edad.
Y Sofy, mi actual mascota de raza común europea.

También os informo que he modificado la configuración del blog para que todo el visitante que lo desee pueda dejar sus comentarios, preguntas u opiniones, sin necesidad de registrarse.
Por supuesto me reservo el derecho de filtrar los comentarios antes de su publicación.

martes, 4 de septiembre de 2012

Más visitas al veterinario


Hace un calor espantoso, pero debo llevar a Sofy al veterinario. Mi hermano nos acompaña. La veterinaria la observa atentamente las heridas del cuello y la pata semipelada, mientras la digo que se muerde menos la pata pero que se la ha extendido más. Me dice que la infección parece ya curada. 
Me pregunta por el peso de Sofy y a continuación me receta unas pastillas para quitarla la picazón. ¡Son minúsculas!. Y encima se las tengo que partir en dos, pues debo darla media cada 12 horas. 
En la misma clínica compro algunas latillas de paté para gatos: Media pastilla de medicamento bien mezclada con el paté es algo que no suele fallar en la medicación de un gato.
Cuatro días medicándose y luego otra vez a volver a revisión.

Sofy aposentada sobre mi cartera de trabajo. ¿Estará cómoda?
Pasan los cuatro días. Parece haber recuperado casi todo el pelo. Pero hay pequeñas zonas en ambas patas delanteras que indican la no curación completa.
Llegamos a la clínica a las 17,05, creyendo ser los primeros. No lo éramos. Por cinco minutos, desgraciadamente, nos habían adelantado. Y digo desgraciadamente, no porque tuviéramos que esperar algo, sino porque había habido una urgencia: Un gatito de no más de tres meses estaba siendo atendido por un severo mordisco de un perro.
Otro veterinario atendió a Sofy. Como las dos veces anteriores, a Sofy no la gustó nada que la atusaran por todo el cuerpo para buscarla posibles anomalías en la piel. Intentó zafarse, pero acordé con su personalidad no bufó ni sacó las uñas.
Finalmente el “vete” la puso una inyección bajo la piel y me recetó otras pastillas, distintas de las anteriores, para que en tres o cuatro días se la terminase de curar el picor.
En otra habitación seguían atendiendo al gatito. ¡Ojala que en poco tiempo esté ya bien!. Recordé una frase referente a los gatos: “También toleran en gran medida el dolor, debido a un elevado número de endorfinas que generan cuando les son necesarias”.