Una conocida de mi entorno social se encontró con un gatito de tan sólo
15 días de vida al que su mamá gata había repudiado (suele pasar si hay una
patología congénita o adquirida de por medio), no dándole de mamar. Mi conocida
llevaba dos días cuidando al gatito “como podía”, un fin de semana, y sabiendo
de mi blog sobre gatos me pidió consejo para sacarlo adelante.
Busqué información y pronto encontré este interesantísimo artículo que
reproduzco al pie de la letra (tiene licencia Creative Commons Reconocimiento-Compartir). Hay más
artículos en la web que tratan el tema; pero éste me pareció el más preciso y
práctico. Rápidamente se lo mandé por correo electrónico. Y en poco tiempo se
estudió el texto y adquirió lo necesario para que el neonato
saliera adelante. Pero el gatito no sobrevivió (también suele pasar si tiene
menos de tres semanas de vida como era este caso).
Para que en una situación semejante no se pierda tiempo buscando la
necesaria información, he creído apropiado sumarme a la mejor divulgación de la
misma desde este blog, no sólo mostrando este simple enlace: https://gatopedia.fandom.com
En negrita, como complemento necesario, resumo e intercalo
la entrada titulada “El primer mes de vida de un gatito”,
información en su día obtenida de los siguientes lugares: Cuidado de gatitos: www.muymascotas.es, Gatitos
huérfanos: www.miwuki.com, y Gatito
adoptado: www.consumer.es.
TEXTO COPIADO
“Lo ideal es que los gatitos estén con su madre y
hermanos hasta mínimo los dos meses de edad.”
Antes no se deben vender, comprar, donar, adoptar
ni regalar.
“Si vemos en la calle una camada de gatitos recién
nacidos, no debemos cogerlos de inmediato, debemos buscar a su madre y
controlar que la madre se está haciendo cargo y están todos en un lugar seguro
y resguardados de lluvia y frío. Si le quitamos los bebés demasiado pronto,
podemos causar problemas de salud a la madre y problemas de salud y comportamiento
a los gatitos.
Los primeros días de vida de los gatitos son los
más complicados, pues nacen ciegos, sordos, con escasa movilidad, y sin saber
hacer sus necesidades por sí solos. A los 8 días empezará a abrir los ojos, y
terminará de abrirlos a los 14-17 días de vida.
Si encontramos un gatito recién nacido huérfano, lo
más importante que tenemos que controlar en el primer momento es su
temperatura, pues no sabemos cuánto tiempo lleva el gatito abandonado. Si está
muy frío, antes de nada, habría que llevar al gatito a un veterinario para que
compruebe su estado de salud y lo reanime si es necesario. Por lo menos hasta
las 3 semanas de vida el gatito debería mamar o tomar el biberón.
Durante las dos / tres primeras semanas de vida no
son capaces de regular la temperatura de su cuerpo, necesitando una fuente de
calor durante las 24 horas del día.
El gatito ha de estar siempre en un lugar cálido,
como si estuviera siempre junto a su madre. Si no podemos estar con él en
brazos, podemos poner junto a él botellas con agua caliente rodeadas de una
toalla para que no quemen, simulando la temperatura corporal de su madre, o
mantas eléctricas (con cuidado) a temperatura moderada. Es importante que el
gatito reciba un poquito de calor porque cuando son muy pequeños aún no regulan
su temperatura corporal. Si podemos tenerlo en brazos o en nuestro regazo,
nuestra temperatura corporal valdrá, envolviéndolo en una toalla o mantita.
De los 14 a los 21 días de vida el gatito comenzará
a caminar evitando los obstáculos, aunque tambaleándose un poco.
Más o menos a los 21 días (tres semanas) ya habrá
aprendido a hacer sus necesidades solo y podrá regular su temperatura corporal.
De los 21 a los 28 días de edad le empiezan a salir
los dientes de leche, por lo que puede empezar a comer alimentos sólidos.
Debe tomar el biberón cada 3 o 4 horas, sobre todo
al principio, luego se pueden retrasar más las tomas al crecer un poco. En
clínicas veterinarias, comercios y tiendas especializadas venden leche materna
de gata, que es la única que debemos usar. Jamás debemos usar leche de vaca ni
otra leche que no sea la materna de gata. Se suele vender en polvo y se mezcla
con agua. Para que el gatito tome el biberón, es importantísimo que la leche
esté a temperatura corporal, como si saliera de la madre, ni muy caliente ni
muy fría, de lo contrario el gatito no comerá.
Algunas gatas reniegan y no alimentan a los
cachorros, otras veces los gatitos no comen lo suficiente o dejan de comer.
Tenemos que estar muy atentos para ver si nuestro gatito gana peso día a día.
Ante la falta de la mamá gata, hay que alimentarle
con leche para gatitos, no con leche de vaca, que esté tibia, a unos 37ºC, y
que tengan su cuerpo en posición horizontal y no vertical, ya que de lo
contrario la leche se iría a los pulmones y no al estómago.
Es importante darle una cantidad adecuada, unos 150
ml diarios por cada 100 gr de peso del gato.
Al tomar el biberón, debemos colocar al gatito como
si estuviera apoyado en el vientre de su madre, de forma más o menos diagonal
al biberón. Cuidado a la hora de colocar el biberón, para que el gatito no
trague aire, intentemos que siempre llegue leche a la tetina. Normalmente los
biberones que venden suelen tener el agujero de la tetina muy pequeño, si es
necesario cortaremos la punta con unas tijeras para que salga más cantidad de
leche.
Si está bien y duerme toda la noche, no se les debe
despertar.
Nunca se alimenta a un gatito que esté frío porque
la comida podría sentarle muy mal. Deben entrar en calor antes de comer.
Tras cada comida tienen que eructar, expulsar el
aire que hubieran tragado al comer, lo que se consigue dándole ligeros
golpecitos en la espalda mientras se les tiene recostados en el hombro.
El gatito querrá amasar con sus patitas delanteras,
para ello pondremos nuestra mano, una manta o una toalla. Normalmente lo hacen en
las mamas para estimular la salida de leche, aunque su madre no esté, siguen
teniendo este reflejo, que suele perdurar para toda la vida en gatitos criados
sin madre.
Los gatitos tienen que orinar después de cada
comida, y defecar como mínimo 2 veces al día (lo ideal sería que lo hicieran
unos 15 minutos después de cada toma de leche).
Varias veces al día, debemos estimular al gatito
para que haga sus necesidades. La madre suele estimularles con la lengua,
haciendo masajes en la tripa, en el ano y aparato genital. Nosotros debemos
hacer estos masajes con una toalla a temperatura corporal, un poco húmeda para
los genitales, durante unos segundos hasta que el gatito orine o defeque. Se
recomienda hacer esto sobre una pequeña bandeja con arena, para que el gatito
empiece a relacionar la bandeja más adelante con sus deposiciones. Los masajes
en la tripa los haremos siempre después del biberón y podemos usar también
nuestros dedos. Si con estos masajes el gatito no hace sus necesidades en 24-48
horas, debemos llevarlo al veterinario.
Si el gatito maúlla mucho, pueden ser varias las
causas: que no reciba calor y sienta que está solo, que tenga hambre y esté
buscando las mamas de su madre, o que quiera hacer sus necesidades.
A partir de las 3 semanas de vida podemos empezar a
darle una papilla hecha de pienso de gatito molido con agua, igualmente a
temperatura templada, e ir alternando esto con los biberones de leche materna.
Esta alimentación es la que podemos darle a partir
del mes de vida en adelante, dejando el pienso mojado en agua para que esté
blando, y empiece a comer sólido. También podemos darle latas de comida húmeda
especial para gatitos de esa edad, según veamos si sigue tomando biberón o
prefiere esta alimentación, también porque empiezan a salirle los dientes de
leche y puede ya tomar alimentos más sólidos.
Una forma de saber su estado de salud es revisando
sus cacas, que no estén más blandas de lo normal o que contengan parásitos.
El gatito puede tener pulgas; si no tiene muchas se
le puede pasar un poco de vinagre y después secarlo bien con una toalla; si
tiene muchas pulgas, se aconseja echarle spray apropiado.
Debes mantener al gatito alejado de otros animales
hasta que esté correctamente vacunado para evitar posibles contagios.
Tenemos que tener en cuenta que es muy difícil
sacar adelante a un bebé sin su madre, no debemos desanimarnos si no sale por
muchos cuidados que le demos. Realmente el “peligro” de que el gatito muera
está entre la primera y tercera semana de vida; si llega casi al mes, ha pasado
lo peor y habremos salvado una vida, ¡enhorabuena!”