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domingo, 29 de agosto de 2021

Castrar o esterilizar a un gato

 


 

Hoy en día la mayoría de las campañas para el control de las colonias de gatos optan por la esterilización. Igualmente, para poder adoptar un gato las Protectoras exigen que se esterilice. Y al comprar un gato, el criadero lo ofrece ya castrado o esterilizado.

A mi primera mascota felina, Mysy, no la esterilicé. No la compré ni la adopté; me la regalaron. Afortunadamente la llegada del celo trajo escasas molestias. No pensé nunca en esterilizarla, pues no quería privarla de la posibilidad de ser madre, convencido de que 2, 4, 6 u 8 gatitos los iba a poder “colocar” en hogares fácilmente.

A mi actual mascota, Sofy, la adopté ya esterilizada. Me pidieron autorización para realizarla una ligadura de trompas, factura de 50 € que fue lo único que aboné al adoptarla (solía valer unos 200 € si la esterilización, compromiso previo a su adopción, la realizaba por libre, fuera de la Protectora).

Si el gato o gata es regalado entre particulares, hay que decantarse por la castración o por la esterilización, con independencia del sexo. Hay diferencias entre castración y esterilización. El objetivo es el mismo: Evitar la descendencia. Pero el método y los efectos secundarios son diferentes.

 

CASTRACIÓN

 

La castración es la extirpación de las glándulas sexuales del gato. En el macho la extracción de los testículos es una cirugía sencilla, cuya recuperación se materializa en un día. En la hembra en cambio, la extracción de los ovarios o de los ovarios y del útero conlleva una recuperación más prolongada.

Se recomienda castrar a un gato macho antes de que alcance su madurez sexual, lo que normalmente sucede entre los cuatro y seis meses de edad.

En ambos casos, la no segregación de las hormonas sexuales hace que tengamos las siguientes ventajas:

·        Imposibilidad de la reproducción.

·        Desaparecen los típicos maullidos.

·        Desaparecen los orines de los machos para marcar territorio.

·        No da lugar a las escapadas.

·        En las gatas aminora la probabilidad de padecer tumores de matriz, de ovario o de mama.

·        En los gatos, previene el desarrollo de tumores anales, testiculares y prostáticos.

·        A nivel conductual su comportamiento en ambos sexos se regula y dulcifica.

·        Facilita que los machos acepten de buen grado a otros gatos.

·        Modera el comportamiento en machos dominantes y agresivos.

·        Mejora la vida de los machos con hiperplasia prostática

En cuanto a las desventajas, cabe destacar:

·        Agrava el temperamento en las gatas dominantes y agresivas.

·        Prevalencia de la incontinencia urinaria, lo que obliga a estar más atentos a los síntomas para llevarlo al veterinario.

·        Aparición de la obesidad, lo que obliga a introducir ciertos cambios en su rutina alimentaria.


 

 

ESTERILIZACIÓN

 

La esterilización, por su parte, puede ser química o quirúrgica y comporta la anulación de la capacidad de reproducción del gato, pero sin eludir el celo. En los machos supone su vasectomía al cortar sus vías espermáticas. En las hembras se ejecuta una ligadura de trompas cortando los oviductos o tubas uterinas.

Se recomienda esterilizar a una gata antes de que alcance la madurez reproductiva o una vez pasado el primer celo, lo que sucede entre su quinto y su octavo mes de vida.

Las ventajas de la esterilización son:

·        Imposibilidad de la reproducción.

·        Menor agresividad de la cirugía.

·        Recuperación más rápida y llevadera, sobre todo en hembras.

No obstante, sus inconvenientes son varios:

·        Se mantienen los comportamientos asociados al celo.

·        Persiste la incidencia del cáncer de mama en hembras.

·        Persiste la incidencia del cáncer testicular en machos.

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OTRAS PUNTUALIZACIONES

 

Para algunos la castración es propia de machos, y la esterilización de las hembras. A día de hoy, año 2021, y en España, castrar un gato macho puede costar entre 50€ y 100€; y el coste de la esterilización de una gata hembra oscila entre 70€ y 160€, aunque también se encuentran precios más elevados (hasta 280 €, dependiendo de si entra o no en la factura la analítica, el collar isabelino, la posible instancia postoperatoria, etc).

Si no se desean gatitos, lo más beneficioso para la salud y el bienestar de un gato es la castración, pues logra un interesante efecto disuasorio del cáncer, sin olvidar la remisión de los cambios de comportamiento asociados al celo que tanto incomodan.

En una futura entrada abordaré el cuidado del postoperatorio.

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