Tras una tarde
de muchísimo calor, llovía a cántaros. La ventana estaba abierta, por lo que me
levanté a cerrarla para que no entrara el agua. Lo que sí entraron fueron dos
moscas, una de ellas de considerable tamaño como pude observar cuando se posó
sobre la pantalla del ordenador.
“¡Pobres!”,
pensé,”No sabéis dónde os habéis metido. En cuanto Sofy termine de comer seguro
que querrá jugar con vosotras”.
Y es que
teniendo un gato en casa uno se ahorra una pasta en insecticidas y demás
productos para ahuyentar todo tipo de bichos.
Sofy atenta a una mosca que ha entrado en casa. |
En cuanto entra
una mosca por alguna ventana abierta, Sofy se despereza y salta a por ella.
Normalmente se posan en las paredes, a una cierta altura del suelo. Sofy salta
encima del cabecero del sofá o sobre la mesa e intenta golpearla con las zarpas. Así una y otra
vez, de pared en pared, hasta que la altura de la mosca respecto al suelo
permite a Sofy saltar y golpearla con la zarpa. La mosca cae al suelo. Sofy se
arrima a ella y la husmea. La toca
suavemente, como invitándola a que se mueva. Si no se mueve, Sofy emite un
miaou de enfado. Si se mueve e intenta alzar el vuelo, Sofy la asienta un
zarpazo definitivo y, no siempre, se la come. A veces la he visto cazar moscas
con ambas zarpas: Simplemente salta cuando la mosca vuela a baja altura y
golpea una zarpa contra la otra, quedando la mosca aplastada entre ambas.
Pero cuando las
moscas se posan en los visillos de las ventanas, hay que temer lo peor. Entonces
los golpes con las zarpas no suelen dar el resultado deseado. Por el contrario a
veces una uña no cortada lo suficiente se engancha en la tela del visillo y
ocasiona un pequeño rasgón.
En ese sentido, el de la caza de moscas, es muy curioso
oírla un miaou claramente diferenciado del resto cuando detecta un insecto e inicia la caza, así como otro miauo de enfado y frustración cuando no consigue cazarla en
un corto tiempo, también muy diferenciado del resto de sus vocalizaciones.
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