Es muy curioso
cómo los gatos cubren de arena el pis y la caca que producen. Primero se pasean
alrededor de la bandeja higiénica, sin prisas, luego se suben a ella husmean cada palmo, supongo que buscando la
zona más seca, más adecuada. A veces repiten estos pasos dos o tres veces hasta
decidirse a hacer un agujero, escarbando con las zarpas, para depositar en él
el pis o la caca. Y por último escarban alrededor, arrojando la tierra sobre
las deposiciones hasta cubrirlas. Rara vez dejan visible algo de las mismas,
dándose uno cuenta que han hecho sus necesidades por el pequeño montículo que
se forma. Eso es muy de agradecer, porque así, si tardas un tiempo en darte
cuenta, al estar cubiertas de arena, las cacas se secan y no huelen, de modo
que no hay prisa por retirarlas de forma inmediata.
El pis de los
gatos es otra cosa distinta. Aunque orinan muy poco y en pequeña cantidad,
salvo que estén enfermos, el pis huele mucho y mal, aunque esté cubierto. Ello
obliga a reponer la tierra parcial o totalmente cada dos o tres días, lo que es
muy aconsejable aunque se tenga la bandeja en una zona aireada de la casa.
La bandeja higiénica de Sofy |
Observo a Sofy
escarbando alrededor de la bandeja higiénica. Ha hecho sus necesidades y las ha
cubierto, pero sigue escarbando alrededor, fuera de la bandeja. Me extraña,
pues a mi anterior mascota, Mysy, nunca se lo había visto hacer. Consulto en
Internet y tras un buen rato buscando, un supuesto experto dice que con este
comportamiento anómalo el gato está indicando a su dueño que la bandeja está
sucia, que cambie la arena ya.
Días más tarde,
con la arena recién renovada por completo, vuelvo a ver a Sofy en ese extraño
comportamiento. Concluyo que el experto aludido no es tal.
Hoy Sofy, ¡por
fin!, me ha desvelado el porqué de su extraño comportamiento. La arrojé al
suelo un trocito de bizcocho, algo duro, pero que aún desprendía un cierto olor
a limón. Sofy se acercó enseguida, lo olió, puso un gesto de repulsa y a
continuación comenzó a escarbar alrededor del trocito de bizcocho, arrojando
sobre el mismo una invisible, por inexistente, arena. ¡Estaba claro! Aquello no
la gustaba, aquello era caca; y por lo tanto había que taparlo con arena.
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