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jueves, 1 de noviembre de 2012

Esto es caca.¡A tapar!



Es muy curioso cómo los gatos cubren de arena el pis y la caca que producen. Primero se pasean alrededor de la bandeja higiénica, sin prisas, luego se suben a ella  husmean cada palmo, supongo que buscando la zona más seca, más adecuada. A veces repiten estos pasos dos o tres veces hasta decidirse a hacer un agujero, escarbando con las zarpas, para depositar en él el pis o la caca. Y por último escarban alrededor, arrojando la tierra sobre las deposiciones hasta cubrirlas. Rara vez dejan visible algo de las mismas, dándose uno cuenta que han hecho sus necesidades por el pequeño montículo que se forma. Eso es muy de agradecer, porque así, si tardas un tiempo en darte cuenta, al estar cubiertas de arena, las cacas se secan y no huelen, de modo que no hay prisa por retirarlas de forma inmediata.
El pis de los gatos es otra cosa distinta. Aunque orinan muy poco y en pequeña cantidad, salvo que estén enfermos, el pis huele mucho y mal, aunque esté cubierto. Ello obliga a reponer la tierra parcial o totalmente cada dos o tres días, lo que es muy aconsejable aunque se tenga la bandeja en una zona aireada de la casa.

La bandeja higiénica de Sofy

Observo a Sofy escarbando alrededor de la bandeja higiénica. Ha hecho sus necesidades y las ha cubierto, pero sigue escarbando alrededor, fuera de la bandeja. Me extraña, pues a mi anterior mascota, Mysy, nunca se lo había visto hacer. Consulto en Internet y tras un buen rato buscando, un supuesto experto dice que con este comportamiento anómalo el gato está indicando a su dueño que la bandeja está sucia, que cambie la arena ya.
Días más tarde, con la arena recién renovada por completo, vuelvo a ver a Sofy en ese extraño comportamiento. Concluyo que el experto aludido no es tal.
Hoy Sofy, ¡por fin!, me ha desvelado el porqué de su extraño comportamiento. La arrojé al suelo un trocito de bizcocho, algo duro, pero que aún desprendía un cierto olor a limón. Sofy se acercó enseguida, lo olió, puso un gesto de repulsa y a continuación comenzó a escarbar alrededor del trocito de bizcocho, arrojando sobre el mismo una invisible, por inexistente, arena. ¡Estaba claro! Aquello no la gustaba, aquello era caca; y por lo tanto había que taparlo con arena.

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