Principios de
septiembre. Me visita María, de la Asociación Felina de Madrid.
Sofy se esconde
tras el sofá del comedor al oír entrar gente en casa.
Al ser
descubierta sale del comedor e intenta esconderse en alguna habitación, pero
encuentra las puertas cerradas.
María la coge
en brazos. Al principio Sofy intenta zafarse, pero luego parece estar cómoda,
al menos el tiempo suficiente para sacar algunas fotos.
La encuentra a
Sofy más grande y señorial que cuando me la trajeron con ocho meses
de edad. Ha pasado ya algo más de medio año.
Respecto a la
alergia atópica de Sofy me comenta que desde pequeña comía un pienso específico hasta que yo la adopté. “Es muy posible que sea el
cambio de pienso”, me indica.
Me deja una muestra
del susodicho pienso y me dice que en breve
me trae más, mientras yo lo busco en las tiendas.
“Si no es el pienso, podría ser la arena higiénica”,
me comentó antes de irse.
Ha sido
imposible encontrar la marca de pienso que tomaba Sofy en toda la ciudad. La
encargo por Internet y me llega a casa a los tres días.
Curiosa foto de Sofy reposando sobre el scáner. |
Llevo todo el
mes de septiembre dándola dicho pienso. Seguiré así en octubre y parte de
noviembre. Si en estos tres meses desaparece la alergia, quedará claro que la
causa es el pienso.
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