En otro momento
comentaré algo sobre el lenguaje de los gatos, los famosos “miaus”. Con el
tiempo, sin ver a un gato, sólo por su maullido, se puede saber si quiere comer
o beber, si quiere jugar, si le duele algo, si está triste o alegre, etc. Con
el tiempo y mucha observación.
Ahora comentaré
algo sobre el lenguaje de la cola de un gato, otra forma de “hablar”.
Leí en algún
sitio que si un gato quiere salir de una casa y se encuentra que está
lloviendo, se para en el umbral y comienza a balancear la cola de un lado para
otro. Eso balanceo de péndulo significa duda. “¿Salgo a corretear por el patio,
que me gusta mucho; o me quedo en casa al estar lloviendo, pues mojarme es de
lo peor que me puede pasar?”.
Con mi anterior mascota, Mysy, ocurría algo parecido a lo expuesto arriba. A duras penas se dejaba coger, y cuando lo hacía, tras estar quieta un rato, comenzaba a menear la cola como si fuera un péndulo. ¡Peligro!. Mysy estaba dudando: "¿Qué hago, le doy un zarpazo en la cara para que se entere que ya me he cansado, o me escabullo y me alejo?". Por cierto, que me llevé varios zarpazos por empeñarme en retenerla más tiempo del debido, la mayoría de las veces inicuos a no sacar Mysy las uñas o al protegerme las gafas de sus zarpazos.
Sofy jugando con la correa de la cámara de fotos. |
En el caso de
Sofy, me llamó poderosamente la atención que durante la primera semana
conmigo su cola estuviera gran parte del tiempo alzada, formando casi 90º con
su cuerpo. ¿Qué significaba?. Precaución. Desconfianza. Temor. Sumisión.
En la segunda
semana alternaba la posición de la cola señalada con una posición relajada de
la misma. Aunque algo menos esquiva, significaba confianza.
A las tres
semanas observé una novedad: Correteaba por la casa con tal seguridad que se
podría decir que ya dominaba su territorio. Y además, al correr, lo hacía de
forma que la mitad de la cola tendía al suelo, luego formaba un arco en su
parte media y finalmente su extremo se alzaba hacia arriba.
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