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viernes, 15 de junio de 2012

El escondite


Hoy domingo han venido a casa unos amigos, un matrimonio con la hija. Al principio Sofy se ha mostrado reacia ante la presencia de extraños; incluso se metió tras el sofá un buen rato, escondida. Afortunadamente antes de una hora ya estaba correteando por la casa tras un cacahuete, ignorando a los visitantes, pero sin dejarse coger en brazos; a lo sumo se dejaba acariciar algo cuando paraba de jugar.
Al salir de casa, dos horas más tarde, Sofi nos siguió por el portal hasta la puerta de entrada. Entonces mi amigo la cogió en brazos, aunque sólo un rato, pues enseguida se mostró incómoda. La puso en el suelo. A continuación la tomó en sus brazos su hija, quien la acarició sin ningún temor a que Sofi sacara las uñas o la hincase los colmillos.
Es algo raro: Se deja coger en brazos por todo el mundo, sin bufar ni sacar las uñas o mostrar los colmilllos, pero enseguida se siente incómoda y se mueve con fuerza para librarse de los brazos que la sujetan.

Sofy jugando con una pelota.
 ¿Dónde están las cuatro pelotas?. Llevo dos días tratando de localizar cuatro pelotas de goma, bicolores, muy blandas, el juguete favorito de Sofy. Y no hay manera de hallarlas. Sólo hay una explicación pausible: Sofy tiene un escondite privado donde las ha escondido. El problema es que ya se la ha olvidado dónde las puso. Y digo esto porque de vez en cuando sus maullidos me indican que desea jugar con las pelotas, a la vez que busca “algo” por toda la casa.
En su juego, he observado como empuja la pelota por alguna ranura, entre los muebles o debajo de éstos, y luego se pasa un buen rato metiendo la zarpa hasta que consigue sacarla. Las pelotas, cacahuetes o pipas que "se pierden" de esta manera son fáciles de rescatar en cuanto se barre y friega la casa. Por eso pienso que debe haber dado con un lugar donde esconder sus más preciados tesoros, las pelotas de goma, entre otros posibles objetos. 

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