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martes, 19 de mayo de 2015

Sofy juega a la pelota en el dormitorio.



Los gatos son animales nocturnos. Esa característica es innata en ellos, tanto si son gatos callejeros o mascotas.
¿Qué significa?. Pues que tienen el horario cambiado respecto a los humanos.
El día para los humanos equivale a la noche para los gatos.
Los humanos dormimos unas 8 horas, mientras los gatos necesitan unas 16 horas de sueño, aunque una buena parte de esas 16 horas se las pasan con “un ojo abierto”.

Si es de día, hace un sol radiante, no tienes mejor cosa que hacer, y te decides a jugar un rato con el gato… Puede que no sea una buena idea. El exceso de luz, de claridad, molesta las delicadas pupilas del gato; y éste buscará un lugar donde protegerse de la luz, un refugio, un lugar tranquilo y oscuro.

Es de noche. Estás hecho polvo. Necesitas descansar. Te vas a la cama. Pero el gato, tu mascota, acaba de despertar del último sueño, se despereza, estira sus músculos y se predispone para una inagotable actividad. ¿Qué haces entonces?.

A Sofy la llama la atención el calendario

Durante algunas semanas, al acostarme, y durante el rato que tenía la luz encendida, oía cómo Sofy correteaba por el pasillo con la pelota de goma. Cuando apagaba la luz, cuando se hacía una densa oscuridad, se paraba el juego. Sofy ya no distinguía bien la pelota cuando ésta se paraba y no podía seguir jugando. Ya he dicho en otro spot que los gatos ven mejor una polilla en movimiento que un balón parado, por muy poco luz que haya.

Peligro: Está raspando las grapas que lo sujetan.

Un día empujó la pelota dentro de mi domitorio. La cogí y se la lancé sobre su cabeza. Pegó un salto y la golpeó en el aire. Se la volví a lanzar, saltó, la golpeó, y me la devolvió. Lo repetí varias veces.
Se agazapa, espera… Y casi nunca falla el golpe. Es todo un hermoso espectáculo. A veces emplea las dos patas y la pelota queda atrapada entre ambas por unas décimas de segundo.
A veces clava las uñas en la goma y la cuesta un buen rato deshacerse de la pelota.
 
A partir de eso día se ha acostumbrado a jugar un rato conmigo en el dormitorio. A veces algo más de un rato. Y cuando por fin apago la luz, hay días que se enfada por no poder seguir jugando.
¿Por qué sé que se enfada?. Por los maullidos que emite, cortos y secos, bien diferentes de los melodiosos maullidos que emite cuando pide comida, y muy parecidos a los que emite cuando tras un buen rato de caza no logra atrapar a una mosca.
Por el día también juega, pero se cansa antes. Por el día tiene menos vitalidad.

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