Mediados
de diciembre. Sofy se muerde bastantes veces al día las patas delanteras. La
derecha la tiene ya bastante pelada y con aparición de pequeños granitos. Y
comienza a morderse también la izquierda. ¡Poco ha durado la esperanza de su
curación!.
La
vuelvo a llevar al vete. La toma la temperatura y parece tener algo de fiebre. Otra
inyección de corticoides y a volver en diez o doce días. No descarta un
collarín. Me dice que más de tres veces al año no se debe tratar con
corticoides, pues hace daño al hígado y los riñones. Aventura un posible
tratamiento con ciclosporina de no resultar positivo el actual tratamiento.
Mysy, mi anterior mascota, fallecida hace un año. |
Vuelvo
a los 12 días, en plenas vacaciones de Navidad. Otra inyección y volver a los
nueve días, ya en año nuevo. Mientras
tanto la frecuencia del auto-aseo ha disminuido y no se ha vuelto a morder las
patas delanteras, además de que el pelo la vuelve a crecer en las zonas
dañadas. Pero no me fío.
Es 31
de diciembre. Hace un año que murió Mysy, mi anterior mascota. Me viene a la
mente la frase: “El paraíso
jamás será paraíso, a no ser que mis gatos estén allí esperándome”, un
epitafio en un cementerio de animales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario