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sábado, 7 de julio de 2012

Juegos prohibidos



Parece que ya no mordisquea las carpetas de cartón, ni los papeles que asoman de ellas. Pero en estos últimos días la ha dado por subirse a la mesa del ordenador y alzándose ligeramente mordisquear las esquinas de los papeles que tengo en el tablón de corcho. Muerde y muerde, tirando para sí, hasta que el papel se desprende. Entonces se lanza al suelo, pero no tras el papel que se ha caído, sino tras la chincheta que lo sujetaba.
Está visto: La encanta jugar con las chinchetas. Lo sorprendente es que haya “deducido” que si muerde y arranca el papel fijado al mural de corcho tendrá como recompensa una o dos chinchetas para jugar.
Por supuesto que no la dejo jugar, que la recojo inmediatamente las chinchetas caídas al suelo, pero… No consigo quitarla la costumbre. Tras cuatro días lidiando en balde, he retirado del mural casi todas las chinchetas de metal.

Sofy, intrigada por la hoja que se mueve.
Otro objeto que la llama mucho la atención a Sofy es la impresora cuando está funcionando. Mira atenta y ve salir la hoja impresa por la ranura. Entonces palpa la hoja una y otra vez con sus zarpas, hasta llegar a arrugarla algo.
La segunda vez que imprimí estando Sofy al lado fue algo más lejos en sus intentos de atrapar aquel papel que se movía: Vio que salía de una ranura y sin pensárselo nada metió una pata, una y otra vez, para intentar agarrar la hoja.
La separé de la impresora, cosa que no la gustó nada, porque se resistía a ello. Pero arrojé un caramelo al suelo y saltó tras el. Cuando al rato volví a imprimir, saltó a la mesa y volvió a intentar atrapar aquel papel que se movía y salía lentamente por la ranura.  

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