Mediados de
enero. Mañana es San Antón, el patrón de los animales. Hoy he llevado a Sofy
otra vez al veterinario. La ha encontrado bastante bien. Insiste en que no es
ninguna alergia, sino estrés. No la pone ya ninguna otra inyección. No
conviene. Pero no se fía: Cree que puede comenzar otra vez a morderse al pasar
del todo el efecto de la última inyección.
Piensa en un
collarín para evitar la manía de lamerse continuamente las patas. Comenta que
tuvo ella un gato que le pasaba lo mismo, aunque en este caso era la zona de la
barriga la afectada. Mi hermano la comenta lo mal que lo llevó Sofy cuando la
pusimos un collar y la insinúa la idea de unos calcetines.
Curiosa foto de Sofy a dos patas. |
Rechazado el
collarín, nos prepara unas vendas en forma de calcetines y prueba uno de ellos
en Sofy. Huelga decir que entre dos personas costó lo suyo poner uno de los
calcetines a Sofy.
Y a esperar. Si
se sigue lamiendo las patas en exceso, en cuanto aparezca la menor señal de
rojez en las patas, aplicar una pomada y ponerla los calcetines.
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