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sábado, 4 de septiembre de 2021

Cuidados de un gato operado


 

Si hemos castrado o esterilizado a nuestro gato o gata, en uno o dos días tras la operación, ya nos lo podremos llevar de la clínica veterinaria a nuestra casa. ¿Pero debemos hacerlo?

Tras la operación nuestra mascota requerirá un tratamiento postoperatorio de, al menos, una semana; y sobre todo una constante vigilancia por nuestra parte, Si no podemos cumplir nuestra tarea de cuidador/a y tenemos medios económicos, lo mejor a mi juicio es dejarlo al cuidado de la clínica veterinaria para asegurarse de su completa y efectiva recuperación, siempre que ello no suponga un excesivo estrés para nuestra mascota.                                                                                                     

Sea castración o esterilización, el gato o gata debe llevar durante los días que indique el veterinario un collar isabelino para que no se lame la zona tras la intervención; y “necesita cuidados apropiados para recuperarse, incluido un lugar bajo techo limpio, cálido y seco”.

Una vez que pase la anestesia la mascota comenzará a lamerse e intentar morder los puntos (si los hay a la vista), originando hinchazón en la zona y sacar algo de sangre. De ahí la importancia del collar isabelino.

Un gato con collar isabelino


Por lo general, el animal se suele recuperar de la anestesia de 24 a 36 horas después de la intervención y de sus secuelas entre 7 y 10 días después. Hay que observar si nuestra mascota presenta algún signo de recuperación anormal de la anestesia o la cirugía: Sangrado, letargo, depresión o debilidad, pérdida del apetito, menor consumo de agua, escalofríos, aumento o descenso de la temperatura corporal, andar inestable, encías pálidas, dificultad para respirar, vómitos, y/o diarrea.”

Ante cualquier anomalía de las apuntadas o combinación de ellas, hay que valorar el llamar al veterinario o acercar a la mascota a la clínica donde la operaron.

“Hay que ofrecer a nuestra mascota aproximadamente la mitad de la ración de alimento normal alrededor de dos horas después de regresar al hogar después de la operación”. No hay que quitar el collar isabelino a nuestra mascota para alimentarla a menos que pueda supervisarse el tiempo que no lo lleve puesto. Hay que asegurarse de que el collar no le dificulte comer y beber y, si ocurre, quitárselo durante las comidas. Si se lo quitamos para las comidas, hay que volver a colocárselo inmediatamente después de que termine de comer.

Además del collar isabelino hay otros métodos para que no llegue a lamerse la herida, como un vendaje o un vestido. Pero el vendaje evita que la herida respire y por ende la curación será más lenta. Y el vestido implica estar más pendientes de la mascota ya que ésta puede romperlo. Podemos alternar estos métodos según ocasión, por ejemplo, si vamos a estar en casa le colocaremos el vestido y si la gata tiene que quedarse sola la colocaremos el collar isabelino.

“Para la mascota no es nada agradable todas estas acciones por lo que, seguramente nuestra gata se comporte de manera diferente. No hay que alarmarse, pero tampoco hay que bajar la guardia.”

Atención postoperatoria


Lo normal es que la mascota haya recibido un medicamento para el dolor de larga duración, un analgésico, junto con la cirugía. “No hay que dar al gato medicamentos para humanos, pues es peligroso y puede ser fatal.” Tampoco hay que asustarse de que una amplia zona alrededor de la herida esté pelada, afeitada … ¡Ya la volverá a crecer el pelo!

En general (depende del método empleado por el cirujano) no hay puntos en el exterior del lugar de la operación; los puntos están debajo de la piel; y estos puntos se disuelven. Ambos bordes de la incisión están adheridos con un pegamento de uso médico.

“Si nuestra mascota nos lo permite sin problemas, hay que controlar el lugar de la operación diariamente para asegurarse de que esté cicatrizando”, que no esté demasiado rojo, o que aparezca una secreción verde, amarilla o rojiza, o un olor desagradable, o un hematoma o un bulto que aumenta de tamaño,

Ante cualquier anomalía de las apuntadas o combinación de ellas, hay que valorar el llamar al veterinario (a veces un simple consejo telefónico es suficiente) y seguir su consejo, o acercar la mascota a la clínica donde la operaron (si los síntomas son muy notables).

Hay que limitar los saltos y juegos de nuestra mascota durante siete días después de la operación pues demasiada actividad puede hacer que se abra o se hinche el lugar de la operación. “Para evitar que nuestra mascota esté demasiado activa hay que colocarla en una porta mascotas, en una caja o en una habitación pequeña cuando no la podamos supervisar.”



Hay que mantener, durante 30 días, a los machos castrados alejados de las hembras que no han sido esterilizadas.

Hay que mantener a las hembras esterilizadas alejadas de los machos no castrados que puedan montarse sobre éstas, al menos durante los 7 o 10 días de la recuperación.

“Si nuestra mascota no orina ni defeca regularmente, o si hace fuerza para orinar o defecar dentro de las 72 horas posteriores a la cirugía se debe avisar al veterinario”.

Es muy posible que nuestra mascota se esconda después de la operación. Hay que bloquear el acceso a los lugares donde el gato podría esconderse para permitir observarlo fácilmente a medida que se recupera.

“Es posible que transcurran como máximo 30 días hasta que nuestra mascota deje de marcar territorio si es macho; y para que nuestra mascota deje de mostrar signos de celo si es hembra”.

Como se ve, cuidar de nuestra mascota tras la operación requiere su tiempo, sus normas y atención. ¡Quién mejor que nosotros para cuidarla en esos días! Pero … ¿sabremos y podremos?

Aquí dejo la dirección de uno de los lugares visitados para elaborar esta entrada (han sido cuatro o cinco para poder dar un enfoque lo más exhaustivo posible), con atención especial a los numerosos comentarios de los visitantes (de los errores ajenos también se puede aprender): www.guauymiau.com/gata-esterilizada-consejos

 

Nota: Leo que investigadores de Brasil, España, Uruguay, Chile y Argentina han adaptado al español la única escala internacional que evalúa el dolor en los gatos tras una intervención quirúrgica. Para ello se estudiaron treinta gatas antes y después de su intervención, se evaluaron los vídeos tomados, asignando puntuaciones de dolor, cotejando sus evaluaciones e identificando a los animales que, de acuerdo con los resultados, debían recibir analgesia adicional. 

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