Si hemos castrado o
esterilizado a nuestro gato o gata, en uno o dos días tras la operación, ya nos
lo podremos llevar de la clínica veterinaria a nuestra casa. ¿Pero debemos
hacerlo?
Tras la operación nuestra mascota
requerirá un tratamiento postoperatorio de, al menos, una semana; y sobre todo
una constante vigilancia por nuestra parte, Si no podemos cumplir nuestra tarea
de cuidador/a y tenemos medios económicos, lo mejor a mi juicio es dejarlo al
cuidado de la clínica veterinaria para asegurarse de su completa y efectiva
recuperación, siempre que ello no suponga un excesivo estrés para nuestra
mascota.
Sea castración o
esterilización, el gato o gata debe llevar durante los días que indique el
veterinario un collar isabelino para que no se lame la zona tras la
intervención; y “necesita cuidados apropiados para recuperarse, incluido un
lugar bajo techo limpio, cálido y seco”.
Una vez que pase la
anestesia la mascota comenzará a lamerse e intentar morder los puntos (si los
hay a la vista), originando hinchazón en la zona y sacar algo de sangre. De ahí
la importancia del collar isabelino.

Por lo general, el animal
se suele recuperar de la anestesia de 24 a 36 horas después de la intervención
y de sus secuelas entre 7 y 10 días después. Hay que observar si nuestra mascota presenta algún signo de recuperación
anormal de la anestesia o la cirugía: “Sangrado, letargo, depresión o
debilidad, pérdida del apetito, menor consumo de agua, escalofríos, aumento o
descenso de la temperatura corporal, andar inestable, encías pálidas, dificultad
para respirar, vómitos, y/o diarrea.”
Ante cualquier anomalía de
las apuntadas o combinación de ellas, hay que valorar el llamar al veterinario
o acercar a la mascota a la clínica donde la operaron.
“Hay que ofrecer a nuestra mascota
aproximadamente la mitad de la ración de alimento normal alrededor de dos horas
después de regresar al hogar después de la operación”. No hay que quitar el
collar isabelino a nuestra mascota para alimentarla a menos que pueda
supervisarse el tiempo que no lo lleve puesto. Hay que asegurarse de que el
collar no le dificulte comer y beber y, si ocurre, quitárselo durante las
comidas. Si se lo quitamos para las comidas, hay que volver a colocárselo
inmediatamente después de que termine de comer.
Además del collar isabelino
hay otros métodos para que no llegue a lamerse la herida, como un vendaje o un
vestido. Pero el vendaje evita que la herida respire y por ende la curación
será más lenta. Y el vestido implica estar más pendientes de la mascota ya que
ésta puede romperlo. Podemos alternar estos métodos según ocasión, por ejemplo,
si vamos a estar en casa le colocaremos el vestido y si la gata tiene que
quedarse sola la colocaremos el collar isabelino.
“Para la mascota no es nada
agradable todas estas acciones por lo que, seguramente nuestra gata se comporte
de manera diferente. No hay que alarmarse, pero tampoco hay que bajar la
guardia.”

Lo normal es que la mascota
haya recibido un medicamento para el dolor de larga duración, un analgésico, junto
con la cirugía. “No hay que dar al gato medicamentos para humanos, pues
es peligroso y puede ser fatal.” Tampoco hay que asustarse de que una
amplia zona alrededor de la herida esté pelada, afeitada … ¡Ya la volverá a
crecer el pelo!
En general (depende del
método empleado por el cirujano) no hay puntos en el exterior del lugar de la
operación; los puntos están debajo de la piel; y estos puntos se disuelven.
Ambos bordes de la incisión están adheridos con un pegamento de uso médico.
“Si nuestra mascota nos lo
permite sin problemas, hay que controlar el lugar de la operación diariamente
para asegurarse de que esté cicatrizando”, que no esté demasiado rojo, o que aparezca
una secreción verde, amarilla o rojiza, o un olor desagradable, o un hematoma o
un bulto que aumenta de tamaño,
Ante cualquier anomalía de
las apuntadas o combinación de ellas, hay que valorar el llamar al veterinario (a
veces un simple consejo telefónico es suficiente) y seguir su consejo, o
acercar la mascota a la clínica donde la operaron (si los síntomas son muy notables).
Hay que limitar los saltos
y juegos de nuestra mascota durante siete días después de la operación pues demasiada
actividad puede hacer que se abra o se hinche el lugar de la operación. “Para
evitar que nuestra mascota esté demasiado activa hay que colocarla en una porta
mascotas, en una caja o en una habitación pequeña cuando no la podamos supervisar.”
Hay que mantener, durante
30 días, a los machos castrados alejados de las hembras que no han sido
esterilizadas.
Hay que mantener a las
hembras esterilizadas alejadas de los machos no castrados que puedan montarse
sobre éstas, al menos durante los 7 o 10 días de la recuperación.
“Si nuestra mascota no
orina ni defeca regularmente, o si hace fuerza para orinar o defecar dentro de
las 72 horas posteriores a la cirugía se debe avisar al veterinario”.
Es muy posible que nuestra mascota
se esconda después de la operación. Hay que bloquear el acceso a los lugares
donde el gato podría esconderse para permitir observarlo fácilmente a medida
que se recupera.
“Es posible que transcurran
como máximo 30 días hasta que nuestra mascota deje de marcar territorio si es
macho; y para que nuestra mascota deje de mostrar signos de celo si es hembra”.
Como se ve, cuidar de
nuestra mascota tras la operación requiere su tiempo, sus normas y atención.
¡Quién mejor que nosotros para cuidarla en esos días! Pero … ¿sabremos y
podremos?
Aquí dejo la dirección de uno de los lugares visitados
para elaborar esta entrada (han sido cuatro o cinco para poder dar un enfoque
lo más exhaustivo posible), con atención especial a los numerosos comentarios
de los visitantes (de los errores ajenos también se puede aprender): www.guauymiau.com/gata-esterilizada-consejos
Nota: Leo que investigadores de Brasil, España, Uruguay, Chile y Argentina han adaptado al español la única escala internacional que evalúa el dolor en los gatos tras una intervención quirúrgica. Para ello se estudiaron treinta gatas antes y después de su intervención, se evaluaron los vídeos tomados, asignando puntuaciones de dolor, cotejando sus evaluaciones e identificando a los animales que, de acuerdo con los resultados, debían recibir analgesia adicional.
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