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domingo, 27 de octubre de 2019

La sensibilidad en los gatos





Lo siguiente es un resumen del interesante spot encontrado en Genial.guru sobre algunos, no todos, comentarios de la zoopsicóloga Marina Zherebilova en su cuenta de Instagram. Si les gusta este resumen les insto a leer el mencionado spot.

En una situación donde la necesidad del gato no puede ser total o parcialmente satisfecha, nos encontramos ante un momento de frustración. Tres ejemplos: Al jugar con un láser privamos al felino de experimentar euforia ante el logro de cazar a la presa; si se le obliga al ayuno antes de hacerse unas pruebas o intervención, al estar acostumbrado a recibir comida en un momento concreto; o si se cerró la puerta donde se encuentra su bandeja sanitaria, al no comprender por qué no puede ir a hacer sus necesidades.

Cualquier acción que conduzca a consecuencias negativas provoca lo que se conoce como indefensión aprendida. Por ejemplo, cuando tras un corto tiempo dejamos de jugar con el gato, sin más, para dedicarnos a nuestros asuntos; lo que para un gato es un castigo que no entiende, ya que todo iba bien.


El apetito del gato es también un indicador de su estado psicológico. Puede haber un estrés agudo tras mudarse a un nuevo lugar de residencia, lo que hace que el gato coma poco o nada. Puede haber un estrés crónico, típico en los gatos con trastornos de ansiedad, por miedo a otros animales, a personas o al entorno. Puede haber un síndrome bulímico, tragando grandes cantidades de alimento que luego vomita.

El gato, a menudo, experimenta ansiedad y preocupación por el contacto físico con los humanos. El mayor estrés lo experimentan los gatos que permiten que se les acaricie cuando esto no les gusta.

La pica es el deseo de comer objetos no comestibles. Puede ser por falta de nutrientes en su dieta o desequilibrio de minerales; puede presentar parásitos que le generan anemia; o puede tener leucemia.

¿Qué hacer si el gato está enloquecido? No trates de sujetar al animal agresivo para calmarlo. Existe un término que se denomina estado afectivo; al estar inmerso en él, tanto los humanos como los animales no se dan cuenta de nada, por lo que puedes sufrir lesiones graves. Envuelve al animal en una prenda, no le hables ni grites, lo aíslas envuelto 15 minutos en una habitación oscura, y luego lo sueltas en un entorno agradable, donde lo que causó la agresión esté fuera de su “radar”. 

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