A la mayoría de la gente que tenemos mascotas felinas nos importa muy poco o nada que nuestro peludo amigo tenga o no pedigrí; por el contrario, creemos que siempre es mejor que nos regalen un gatito o adoptarlo, que no comprarlo.
El pedigrí es un documento en donde figura el árbol genealógico o el certificado de origen del animal que una organización especializada (FIFe, CFA, TICA, etc) emite. Incluye los nombres de los padres, abuelos y bisabuelos del felino que nos queremos llevar a casa, así como los títulos que hayan obtenido en exhibiciones varias. Lo suele tramitar el criadero donde adquirimos el animal. Además, en un buen certificado encontraremos el nombre propio del gato que adquirimos, la raza a la que pertenece, el sexo, el color del pelo y marcas, fecha y lugar de nacimiento, fecha en la que lo adquirimos, e información del criadero de donde procede.
El término pedigrí es utilizado en la crianza de gatos y perros; sin embargo, en el caso de los caballos se utiliza el término “pura sangre”.
The Cat Fanciers Association (CFA) se estableció en los Estados Unidos en 1906. Actualmente, el CFA es el registro más grande del mundo de gatos con pedigrí y tiene un gran prestigio en América del Norte. La CFA actualmente reconoce 40 razas con pedigrí.
Las 48 razas que reconoce la FIFe, más las 40 que reconoce la CFA, suman 58 razas de gatos (30 son comunes).
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