Hay cuatro premisas de partida en la
mirada de un gato:
- Cuando un gato está
asustado las pupilas de sus ojos se dilatan hasta presentar un círculo
completo.
- Cuando un gato está
agresivo las pupilas de sus ojos se contraen hasta presentar una fina raya
vertical.
- Cuando un gato está en
un entorno con muy poca luminosidad las pupilas de sus ojos se dilatan hasta
presentar un círculo completo para captar la escasa luz.
- Cuando un gato está en
un entorno con mucha luminosidad las pupilas de sus ojos se contraen hasta
presentar una fina raya vertical para protegerse de la intensa luz que le
molesta.
Lo demás son situaciones anómalas,
posiblemente perjudiciales para la salud de un gato, a las que hay que buscar la
causa y poner remedio en lo posible.
- Si un gato está en un
entorno con poca luminosidad, pero en lugar de tener las pupilas dilatadas
las tiene contraídas… ¡Cuidado! Está agresivo, aunque no muestre ningún
otro síntoma de cabreo como arquear las orejas o enseñar los dientes. ¡Mejor
dejarle en paz!
- Si un gato está en un
entorno con gran luminosidad, pero en lugar de tener las pupilas contraídas
las tiene dilatadas… ¡Atención! Está asustado. Algo le pasa, aunque no
muestre ningún otro síntoma de miedo como esconderse o maullar de forma
lastimera. ¡Hay que ponerse a investigar qué le ocurre a nuestra mascota!
Puede ser una simple herida, que le duela algo o que sufra estrés.
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La mirada de Sofy |
¿Por qué todo lo dicho hasta ahora?
Porque hace pocos meses que me he dado cuenta que mi mascota Sofy se ha pasado los
tres primeros años con las pupilas dilatadas. ¿Asustada? Por supuesto que sí.
¿Razón? Según la veterinaria es estrés. Posiblemente estrés acumulado. Y no faltan
razones para ello: La apartaron de la calle, de la libertad, a los tres meses; la
encerraron en una jaula, al lado de otras con perros, durante un tiempo
indeterminado, en una clínica veterinaria; la obligaron a compartir local con otros
gatos en la asociación protectora que se hizo cargo de ella; la esterilizaron,
obligada a llevar un collarín un montón de días tras la operación; la
apartaron de su hermana Abbys; y me la entregaron a mí, un completo
desconocido, después de un viaje de cientos de kilómetros en coche encerrada en
un transportín.
No, no faltan razones para que haya
estado tres años con estrés acumulado.
Mi anterior mascota, Mysy, no tuvo
ningún problema de estrés. Su único trauma, muy leve, fue apartarla de su madre
cuando tenía mes y medio de vida. Luego todo fue casi perfecto durante más de
20 años.
Por suerte hace más de dos años que la
mirada de Sofy es normal: Con la luz se la contraen las pupilas y con la
oscuridad se la dilatan.
También se ha acostumbrado algo a los
flases de la cámara fotográfica, permitiendo a veces hacerla alguna foto sin que
cierre los ojos. Y es que una foto de un gato con los ojos cerrados… ¡Pues eso!
Mejor no hacerla.
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