Principio de
agosto.
Detecto que Sofy tiene la zarpa derecha algo hinchada.
La superficie de
las almohadillas parece casi el doble que las correspondientes a la zarpa izquierda.
Los bordes del mosaico que
forman están oscurecidos.
Cojo agua oxigenada y la limpio bien la zarpa.
Bueno,
bien, lo que se dice bien, no; porque a los pocos segundos de comenzarla a
limpiar hace ímprobos esfuerzos por escabullirse.
Ha debido de
escarbar donde no debe, en el somier de alguna cama por ejemplo, o en la esquina
tapizada de alguna silla, y se ha hecho alguna pequeña herida.
Pasan dos
días y veo que la hinchazón ha remitido.
Se lo vuelvo
a limpiar. No parece serio.
Sofy calculando el salto del mueble al suelo. |
No se la ha
curado del todo la hinchazón de la zarpa cuando la descubro otra herida en la
zona interna de la oreja izquierda.
Es una herida
rojiza, pequeña pero sangrante.
Está claro
que se la ha hecho ella misma al rascarse de vez en cuando.
Y menos mal que
tiene las uñas cortadas.
Se lo limpio
con agua y la aplico un poco de Betadine para las heridas.
Y a esperar
que cure, salga la postilla, se caiga y el pelo vuelva a cubrir la zona.
¿No es
esperar demasiado?.
Me temo que
sí, que antes de ello la volverá a picar la oreja, se volverá a rascar y habrá
que empezar de nuevo con la cura.
Es 15 de Agosto.
El excesivo calor de julio parece haber remitido y la temperatura ya es más
confortable. Sofy ha vuelto a tener ganas de moverse y jugar con la pelota, y
ha retornado a beber un solo recipiente de agua diario.
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