Hace unos
meses que Sofy ya no es la única mascota felina del edificio.
Es una gata
de pocos meses, de rayas grises y raza mezcla de siamés y común europeo.
Habita justo
encima, pero apenas se nota su presencia. Es muy silenciosa, demasiado. Muy
pocas veces la he oído maullar, y maullidos muy breves.
Sofy sí la
oye deambular por la casa.
¿Qué cómo lo sé?
A veces Sofy
queda clavada la vista en el techo, expectante. Ha oído o visto algo. Tras un
rato observo que no hay ninguna mosca, polilla u otro insecto que justifique su
atención. Deduzco entonces que está oyendo a la vecina felina.
Sofy, muy a gusto en una caja de cartón. |
Y a propósito
de vecinos, me hago eco de una noticia aparecida en los periódicos estos días,
al menos curiosa:
La aplicación de la denominada "Declaración de Renedo", que debe su nombre al pueblo vallisoletano en el que se fraguaron las ideas que han alentado esta iniciativa, garantizará que estos animales domésticos gocen de unas condiciones de vida y de salud razonables.
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