Ha tardado
casi dos años, pero ya lo hace. Ya no juega sola tras la pelota hasta que la
pierde o la esconde.
Tras un rato
observo que la golpea una y otra vez hasta poner la pelota de goma a mi
alcance.
Luego se para
y espera.
Se la lanzo
lo más lejos que puedo, corre tras ella, la golpea y tras un rato jugando sola
me la sitúa otra vez a mi alcance para que se la lance lejos.
¿Qué estará mirando tan atenta? |
He tardado
muchos días en saber sus intenciones, pues pensaba al principio que la pelota
había ido a parar cerca de mí por casualidad.
¡Pero no!.
Tras casi dos
años de jugar sola, ahora Sofy prefiere que yo participe en sus juegos. Y eso
es, cuanto menos, emocionante.
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