Mi lista de blogs

viernes, 31 de julio de 2015

Una muy fea costumbre de Sofy



Repasando las numerosas fotos que he sacado a Sofy, doy con un par de series que ponen de manifiesto un evento que aún no he mencionado.
Comenzó hace unos cinco meses…
Entro en casa, me quito el anorak y lo cuelgo del respaldo de una silla.
Cuando Sofy se da cuenta de la existencia del anorak colgado, se acerca a la silla y comienza a arañarlo hasta que logra que resbale y caiga al suelo.
Entonces, sin más, se acomoda en la prenda como si fuera una alfombra.
A veces está ahí tranquilamente, reposando tras jugar a la pelota o después de comer.
Otras veces hasta se hecha un pequeño sueño.
Una costumbre fea, pero que muy fea.

Sofy sobre el anorak tirado al suelo
Reñirla para que no lo haga no sirve de nada. No hace ni caso.
Es fácil sin embargo evitar que termine de llevar a cabo la trastada enseñándola una pelota y arrojándola lejos. Entonces corre tras ella y se olvida del anorak.
Pero esa técnica de distracción no siempre funciona.
Y lo que es peor: Me tengo que levantar, recoger el anorak y buscar un nuevo sitio donde colgarlo lejos de las garras de Sofy.
¡Menos mal que Sofy suele tener las uñas cortadas, al menos lo suficiente como para que no deteriore la prenda!.
Y también hay que apuntar que el material del anorak (de los anoraks), no es nada delicado.
Porque dejar al alcance de un gato una prenda de piel, de ante o de cualquier otro material caro y delicado, es la mayor temeridad que se puede cometer.

Sofy, tras la trastada, mirándome mientrs la riño.
Esa fea costumbre duró un par de meses y ahora, afortunadamente, ya no se produce de forma frecuente.
Ahora es un evento muy raro, aunque no ha desaparecido por completo.

martes, 28 de julio de 2015

Sofy tiene una nueva vecina felina



Hace unos meses que Sofy ya no es la única mascota felina del edificio.
Es una gata de pocos meses, de rayas grises y raza mezcla de siamés y común europeo.
Habita justo encima, pero apenas se nota su presencia. Es muy silenciosa, demasiado. Muy pocas veces la he oído maullar, y maullidos muy breves.
Sofy sí la oye deambular por la casa.
¿Qué cómo lo sé?
A veces Sofy queda clavada la vista en el techo, expectante. Ha oído o visto algo. Tras un rato observo que no hay ninguna mosca, polilla u otro insecto que justifique su atención. Deduzco entonces que está oyendo a la vecina felina.


Sofy, muy a gusto en una caja de cartón.
 
Y a propósito de vecinos, me hago eco de una noticia aparecida en los periódicos estos días, al menos curiosa:

La localidad vallisoletana de Trigueros del Valle se ha convertido este lunes en el primer municipio de España en reconocer en una declaración a sus perros y gatos como "vecinos no humanos" de la villa.
La aplicación de la denominada "Declaración de Renedo", que debe su nombre al pueblo vallisoletano en el que se fraguaron las ideas que han alentado esta iniciativa, garantizará que estos animales domésticos gocen de unas condiciones de vida y de salud razonables.

lunes, 20 de julio de 2015

¿Tienen alma los gatos?



Cuando alguien pierde a una mascota, especialmente si es canina o felina, se aferra a la idea de que no la ha perdido para siempre, de que el espíritu de su mascota permanece, y de que tras la muerte se volverán a encontrar. Es normal que así sea. La idea de la transcendencia, de la vida después de la vida, es un distintivo fundamental de la especie humana, como lo es el mundo de las ideas, el mundo de la razón.

¿Por qué no creer que los animales, especialmente las especies más próximas a nosotros como caninos o felinos, poseen un espíritu inmortal y por tanto tienen derecho también a esa maravillosa idea de la transcendencia?.

En revistas informativas de ciertos grupos religiosos actuales no se concibe un paraíso tras la muerte donde no estén presentes los animales.


Tal vez exista, o al menos muchos queremos creer en ello, El puente del Arco Iris, el cielo de los animales. Edito aquí parte del relato encontrado:


Hay un puente que queda entre el Paraíso y la Tierra, y se llama Puente del Arco Iris. Cuando un animal que ha sido especialmente amado por alguien aquí en la Tierra muere, entonces va al Puente del Arco Iris.
Allí hay valles y colinas para todos nuestros amigos especiales, para que ellos puedan correr y jugar juntos. Hay mucha comida, agua y sol, y nuestros amigos se encuentran cómodos y al abrigo.
Todos los animales que han estado enfermos o que eran ancianos, recuperan su salud y vigor; aquellos que fueron heridos o mutilados recuperan lo perdido y son fuertes nuevamente, tal como los recordamos en nuestros sueños de días y tiempos pasados.
Los animales están felices y contentos, excepto por una pequeña cosa: Cada uno de ellos extraña a alguien muy especial, alguien a quien tuvo que dejar atrás.


Hasta hace bien poco se simplificaba la cuestión sobre el alma de los animales diciendo que éstos sólo tenían instinto, que el instinto de supervivencia era el motor que justificaba todas sus acciones. Ahora sabemos que también sienten y padecen, que también sufren, están tristes, alegres, o felices, aunque no lo manifiesten como los humanos.

Leo en la web que “animales” y “animación” provienen del latín “anima”, que se traduce como alma. Los  animales tienen alma porque en ellos mismos está su principio de movimiento y tienen facultades del cuerpo como la nutrición, la sensación, imaginación, etc.

Por lo tanto, sí, los gatos tienen alma.

Pero ello no justifica ni sostiene el que puedan tener vida después de la vida.

Parece comprobado que los seres humanos, al fallecer, pesamos 21 gramos menos. ¿Es ese el peso del alma humana?. ¿Cuál sería el peso del alma de un gato (o de un perro)?.

Tal vez habría que separar el concepto de “alma” del de “espíritu”.

miércoles, 15 de julio de 2015

Sofy cumple 4 años




Hoy es 15 de Mayo de 2015. Sofy cumple 4 años.
La he regalado un sobre de comida sabrosa, una crema deliciosa.
Nada más ver el sobre comenzó a maullar metiendo prisas.
Se la ha zampado casi por completo de una sentada.
Y eso que aún la quedaba algo de pienso; que por cierto es casi la misma cantidad que aún la queda, a pesar de que cuando la eché en el bool la comida húmeda se la envolví bien con el pienso que la quedaba.
Pero un día es un día.
Sofy dormitando a los pies de la cama.

Feliz cumpleaños, Sofy.
Lo malo es que haga como mi anterior mascota, Mysy, que al poco tiempo de saborear la comida húmeda dejó de comer pienso.

sábado, 11 de julio de 2015

A Sofy la visita el fotógrafo



Hace tres años que un amigo, fotógrafo aficionado, hizo a Sofy unas fotos de cierta calidad.
Mi amigo Maxi quiere volver a hacerla unas fotos.
Por mí encantado.
Se presenta con trípode y todo en mi casa.
Sofy se esconde, como casi siempre que viene gente "extraña" a casa.
Tarda más de media hora en salir de su escondite.
Se acerca al amigo, lo olfatea, decide que no hay ningún peligro por parte de ese desconocido, saltá a su rincón del sofá y se acomoda.

Foto de Sofy con casi un año de edad.


Minutos después el amigo la hace unas fotos.
O al menos lo intenta.
A diferencia de Mysy, mi anterior mascota, Sofy se mueve, cierra los ojos, mira para otro lado.
El amigo no sabe cómo situarse.
Por dos veces saltó Sofy del sofá, molesta por los flases, y hubo que esperar a que retornara por sí sola.

Foto de Sofy con casi cuatro años de edad.
Y es que hacer fotos a un gato no es tarea fácil.
Pero al final logró un par de fotos aceptables.