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viernes, 12 de junio de 2015

Sofy y el perro vecino se encuentran



Fui a comprar comida para Sofy, un saco de pienso para gatos de unos 5 kilos de peso.
De regreso, la bolsa de plástico  que contenía el saco comenzó a rasgarse por las asas.
Afortunadamente ya estaba muy cerca de casa.
Al llegar al portal de la vivienda coincidí con la vecina que tenía como mascota un perro, como ya he comentado en otra entrada anterior.
Estaba llamando al timbre para que la abrieran la puerta.
La pedí ayuda con la bolsa y subimos en el ascensor, mientras que su familia abría la puerta de su vivienda creyendo que subiría rápidamente los pocos peldaños que separaban su vivienda del hall comunitario.

Ojos fantasmales


El perro salió de la casa a recibirla, y al no verla en el rellano y oírla hablar al salir del ascensor, corrió escaleras arriba a su encuentro.
Mientras el perro subía, abrí la puerta de mi casa y Sofy apareció en la puerta del comedor.
“¿Dónde te dejo la bolsa?.
“Aquí mismo, en la cocina. Muchas gracias.”
Mientras la vecina entró en la cocina a dejar la bolsa, Sofy vino pausadamente hasta la mitad del pasillo para recibirme y quizás, como otras tantas veces, salir al descansillo y revolcarse un rato por el suelo.
Pero entonces, al estar la puerta aún abierta, el perro entró en casa buscando a su dueña.
Sofy se paró, emitió un bufido y dando media vuelta corrió hacia el comedor.
El perro, a un metro escaso de Sofy, no se detuvo, y olvidándose de su dueña, corrió tras el gato.

¿Ojos verde y azul?
Sofy cruzó la puerta del comedor y al llegar a la zona central saltó encima del respaldo del sofá, asegurándose que estaba a cierta altura del suelo.
Antes de que el perro llegara a los pies del sofá, una fuerte y certera orden de su dueña le hizo pararse. Enseguida la dueña entró en el comedor y lo hizo salir. Aparentemente se olvidó tan rápido de Sofy como se había olvidado, segundos  antes, de su dueña, al entrar en casa y ver a un gato.
Sofy estaba a salvo. Pero el susto debió ser mayúsculo, pues por primera y única vez la oí bufar. Además tenía la cola muy inflada, alcanzando una envergadura triple de lo normal. No la he vuelto a oír bufar. Nunca más, por ahora.

domingo, 7 de junio de 2015

Indicadores biológicos del gato



Buscando datos para completar la comparativa entre la edad de un gato y la edad de una persona, expuesta en un spot anterior, encontré indicadores físicos, sensoriales y actitudinales para deducir la edad de un gato; y a la vez poder saber los procesos biológicos, en general, que deparan a nuestras mascotas gatunas.
Es un promedio, pues hay diferencias según la raza del gato, pero son mínimas.
También apuntaré que la tabla siguiente corresponde a mascotas, pues los gatos callejeros envejecen a doble velocidad.

EDAD DE UN GATO
Indicadores
Edad
FÍSICO
SENSORIAL
ACTITUD
EDAD
Ojos cerrados.
Sin dientes.
Pelaje espeso y corto.

Maman y duermen. No andan ni se arrastran.
Días
Abren algo los ojos.
No oyen ni ven nada
Empiezan a arrastrarse.
Una semana
Ojos totalmente abiertos, pero no se dilatan las pupilas.
Ojos azules.
No ven ni oyen.

Empiezan a caminar, aunque torpemente.
Dos semanas
Salen los dientes de leche.
Pelo más suave y fino.
Ojos azules.
Comienza a ver y oír.
Comienzan a usar el arenero.
Comienza a jugar y relacionarse.
Tres semanas
Comienzan a tomas alimentos sólidos.
Ojos azules.
Aparecen los colmillos.
Peleas ficticias entre gatitos.
Comienzan a  auto-asearse
Cuatro semanas

Ya ven y oyen muy bien.
Comienzan a saltar y trepar.
Cinco semanas
El color azul de ojos cambia al color permanente, salvo defecto visual o que el azul sea el permanente (raro). 

Seis semanas
Su peso es de 900 gr a 1 kg.
Forma corporal definitiva.
Tiene todos los dientes de leche.

Comienza a cerrarse la socialización con humanos.
Ocho semanas


Fuerte curiosidad.
Comienzan los comportamientos conflictivos.
Dos meses
Comienzan a salir los dientes definitivos.
Comienza un rápido crecimiento.
En celo, marcan su territorio con orina impregnada de feromonas.
Madurez sexual, de 4 a 12 meses, según razas.
Cuatro meses
Tiene todos los dientes definitivos y brillantes

Seis meses
Alcanzan la altura de adultos y comienzan a coger peso.

Siete meses
Dientes un poco opacos y con algo de sarro.

Pasan menos tiempo jugando, y se vuelven más territoriales y dominantes.
Actividad alta, son ágiles y flexibles
Doce meses
Buena salud en general.

Dieciocho meses
Dientes con visible desgaste y con más sarro.

Tres años
Dientes con  desgaste notorio y pigmentación de las encias

Cinco años
Pelo más espeso y denso.
Pueden presentar insuficiencia renal e hipertiroidismo

Juegan menos. Termina la edad adulta.
Siete años
Falta de piezas dentales.
Pelo menos flexible y suave


Diez años
Pueden presentar un crecimiento exagerado de sus garras
Atrofia iridal senil, y opacidad en el cristalino: Comienzan a perder vista.
Duermen más.
Disminuye el apetito.
Doce años
Pelo más seco.
Se descama la piel.
Artritis.
Pupilas  de ojos con tinte gris.
Dedica menos tiempo a acicalarse
Catorce años
Presenta un aspecto flácido  y huesudo en la grupa y en los omóplatos.
Huesos frágiles y costillas firmes.
Voz más áspera o ronca.
Puede haber pérdida de visión y audición.
Dedica poco tiempo a acicalarse.
La movilidad se reduce bastante.
Más de 14 años.
Insuficiencia renal y cáncer.
Posibles ataques epilépticos.
Buscan en demasía el calor humano
Más de 17 años

Principales fuentes consultadas:  Edad_Gatos,  Gatosphera, y  Gatos.Facilisimo

miércoles, 3 de junio de 2015

Perrazos, perros y perritos.



Hace un año que vengo observando un aumento de las mascotas caninas en el barrio donde vivo.
Pero veo que la población de perros de gran envergadura ha disminuido notablemente. Se ve algún pastor alemán, cocker spanier, beagle, mastín, bulldog o labrador, pero en menor cantidad que hace algunos años.
El número de perros de mediana envergadura se ha mantenido o ha disminuido muy poco, como por ejemplo el perro de aguas.
Pero lo más llamativo es el gran aumento de los perros de pequeño tamaño, tan pequeños que, independientemente de la edad, a algunos de ellos mi gata Sofy casi les dobla en envergadura. Normalmente son yorkshire, chihuahua, o de razas similares.

El típico perro de aguas.
A alguno de esos perros pequeños sus amos les visten para salir a pasear, sobre todo en invierno.
¿Y los gatos?.
Los gatos no salen a pasear de día. Los gatos no soportan que les aten una correa al cuello.  Difícilmente soportan un simple collar, y menos aún si posee un cascabel.
Sólo en un par de ocasiones he visto que los gatos eran transportados a hombros de sus dueños, pues en la inmensa mayoría de los casos su transporte se hace con ellos encerrados en jaulas o cestas de viaje.

El pequeño yorkshire.

Al pie de donde vivo hay un parque. La hierba suele estar bastante bien cuidada la mayor parte del año. Hay también bastantes árboles. Es un buen lugar para que los perros correteen un rato tras estar encerrados en las viviendas la mayor parte del día.
Pues bien, una vez, sólo una, vi algo que me llamó poderosamente la atención: Dos personas vigilaban a sus canes mientras éstos andaban sobre la hierba del parque. Uno de ellos sujeto por una larga correa; el otro can sin la sujeción de la correa. Y entre ambos perros un gato de color atigrado caminando sin inmutarse. Seguramente uno de los dos canes compartiría vivienda con el gato.

Y el aún más pequeño chihuahua.
Me gustó contemplar la escena. Pero pensé que el dueño del gato estaba cometiendo una imprudencia, pues en cualquier momento podría aparecer un tercer perro que no se llevara bien con los gatos, por no decir que pudiera ser un “cazagatos”.