La noche del 23 de junio es la víspera de San Juan, una noche
mágica donde todo el mundo se reúne para pasarla en grupo, hablar, cantar,
bailar, lanzar petardos y reír. Una diversión hasta la madrugada que no
comparten nuestras mascotas, sean perros o gatos, pues la mayoría temen los
ruidos, los petardos (¿no están prohibidos?) y los fuegos artificiales.
La sensibilidad de su oído es extrema, supera los 20 KHz
(máximo audible para el humano) pudiendo alcanzar los 60 KHz. “Cuando suena
un petardo, el perro o el gato se altera produciéndose una descarga hormonal
que le prepara para la acción. Antes de que el animal haya tenido tiempo de
reponerse y disminuir su estrés, se oye un segundo petardo. El animal reacciona
con mayor intensidad porque su cuerpo ya se encuentra activado, elevando aún
más el nivel de estrés. Y así sucesivamente, sin opción de solución”.
Hay terapias de desensibilización que pueden llegar a
preparar a nuestras mascotas frente a los petardos. Igualmente existen
medicamentos, que según la prescripción de nuestro veterinario, podrán ayudar a
preparar a nuestra mascota desde unos días antes de la verbena y durante la
misma.
Durante la celebración de la verbena lo único que está en
nuestras manos es intentar minimizar el impacto del pánico que sentirá nuestra
mascota y hacer que sea lo más llevadero posible para ella. Podemos cerrar
ventanas y bajar persianas para limitar el ruido de la verbena, los petardos y
la pirotecnia, poner música suave o la televisión para mitigar los ruidos del
exterior, y dejar que el animal se esconda libremente; seguramente buscará un
lugar oscuro y pequeño.
Si es posible, acostumbrarlo a los ruidos fuertes desde
cachorro si es un perro; o irse fuera de las ciudades o pueblos en verbenas. Y
si no se puede, dejar la mascota por unos días a un conocido que viva lejos del
lugar de las celebraciones.
La fobia más frecuente en perros es a ruidos fuertes, ya que
los relacionan de manera natural con castigos. Puede aumentar su ritmo
cardiaco, tienen respiración acelerada y otros síntomas de estrés. El uso de
petardos cerca de animales domésticos también crea necesidad de escapar y
esconderse del sitio en el que se encuentran. En los gatos causan malestar y
estrés, lo que podemos reducir o eliminar colocando un difusor de feromonas en
su escondite preferido.
***
Vivo al lado de la plaza donde se instalan las casetas de ferias
en las Fiestas de San Juan y no muy lejos de la explanada desde donde se
articulan y parten los fuegos artificiales. Una semana de Ferias y Fiestas, de
música fuerte, ruidos y petardos, desde las cinco de la tarde a las tres de la
madrugada.
Este año, al igual que el anterior, por culpa del Covid-19,
no se han celebrado las fiestas del barrio. Ha sido de agradecer. Otros años,
con el calor, no se había podido hacer lo más elemental: Cerrar las ventanas y
bajar las persianas para dejar el ruido fuera. ¿Qué hacía Sofy? Lo mismo que mi
anterior mascota, Mysy: buscar el rincón más apartado del ruido e intentar
dormir.
Por cierto… ¿Sueñan los gatos mientras duermen? ¿Tienen
pesadillas? ¿Sueñan en color o en blanco y negro? Lo investigaré.
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