El lobo en Castilla y León como especie protegida, y el oso en Asturias,
ponen a la sociedad española en un continuo conflicto de intereses y
prioridades. ¿Y el lince ibérico en la mitad sur de España? Parece que no ha
generado controversia, quizás por haber estado muchos años al borde de la
extinción.
En la entrada 509 de este blog, titulada “Los gatos salvajes”, traté
brevemente al Lince ibérico. Habita en el bosque y matorral mediterráneo, y en
zonas muy restringidas de la península, que le proporciona refugio y pastos
abiertos para cazar conejos, que suponen el 90 % de su dieta.
Es un lince de pequeño tamaño. Las hembras pesan 9,5 kg y los machos 13
kg, la mitad que el lince euroasiático, y algo más del doble que los gatos domésticos,
con un máximo de 20 kg. Es un felino de aspecto grácil, con patas largas y una
cola corta con una borla negra en el extremo que suele mantener erguida
batiéndola en momentos de peligro o excitación.
Su coloración varía de pardo a grisáceo con los flancos moteados de
negro. Sus características orejas puntiagudas están terminadas en un pincel de
pelos negros rígidos que favorece su camuflaje al descomponer la redonda
silueta de su cabeza. También son características las patillas que cuelgan de
sus mejillas, que aparecen a partir del año de vida y aumentan de tamaño con la
edad.

Dicho lo cual, ahora resumo un interesante y actual artículo de Isabel
Miranda, de Mayo 2021, sobre la supervivencia del Lince ibérico:
El Lince ibérico supera el millar de ejemplares por primera vez
en veinte años, pues los trabajos para salvar a uno de los felinos más
amenazados del planeta de la extinción logran multiplicar por más de diez los
ejemplares. Ha pasado de rozar la extinción con apenas 94 ejemplares en 2002, a
superar por primera vez desde entonces la barrera del millar, al sumar 1.111
ejemplares entre España y Portugal.
En el año 2020 se contabilizaron 414 nacimientos de 239 hembras reproductoras,
y el incremento global de la población fue del 30% respecto al censo de 2019. “Esta
curva demográfica permite ser optimista y dibuja escenarios que alejan al gran
felino ibérico del riesgo crítico de desaparición”, asegura Transición
Ecológica.
No obstante, la especie no está aún fuera de peligro, sigue legalmente
considerada “en peligro de extinción”; y los expertos estiman que
para salvar definitivamente a la especie habría que triplicar la actual
población, con al menos 3.000 individuos, una cifra que se podría alcanzar
hacia 2040. “Hay que seguir trabajando intensamente para erradicar amenazas
como los atropellos, y perseguir legalmente las muertes por disparos,
lazos o cepos [añadiría los envenenamientos], que suponen una
pérdida irreparable de linces cada año”.
Andalucía acogen a más de la mitad de la población española de linces,
Castilla-La Mancha a un tercio de los linces, y Extremadura a 141 ejemplares.
En Portugal habitan 140 linces en el área del Valle del Guadiana. Desde que en 2011
comenzaran las primeras sueltas de linces al medio natural de individuos
nacidos en cautividad, hasta 2021, se han reintroducido 305 ejemplares. La
supervivencia y aclimatación en los linces reintroducidos es elevada.
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