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jueves, 1 de abril de 2021

Sofy se ha vuelto habladora

 

Alrededor de las 12 horas. Es la hora de dar de comer a Sofy. Si me descuido algo comienza a tirarme al suelo las cosas que hay sobre la mesa. Saco un sobre de comida húmeda y antes de darme tiempo a volcarla la mitad del contenido en el bol comienza a maullar repetida e insistentemente, con tono alto y rápido, lo que hasta hace poco no hacía, hasta que empieza a comérselo. Alrededor de las 18 horas vuelvo a dar de comer a Sofy, ahora la otra mitad del contenido del mismo sobre. Se vuelve a repetir lo narrado antes. El resto del día siempre tiene un bol de comida seca y otro de agua a su disposición, para que pique entre comidas.

Dos o tres veces al día la oigo escarbar en la tierra de su bandeja higiénica. Lo novedoso, desde hace alrededor de un año, es que casi la mitad de las ocasiones maúlla tres o cuatro veces, con tono medio y cortado, después de escarbar en la tierra. Al comienzo me preocupé algo, pensando que tendría algunos problemas al hacer sus pis o sus cacas y se quejaba de dolor; pero las pocas veces que la vi dentro de la bandeja me di cuenta de que ésta no estaba limpia del todo, lo que un gato algo escrupuloso enseguida nota. Me estaba indicando que limpiara la tierra cada día, no cada dos días. Y eso que uso una tierra aglutinante de bastante calidad.

Alrededor de las 16 horas. Es la hora de jugar a la pelota con Sofy. Salta al suelo desde donde esté y recorre el pasillo de la casa, supongo que buscando alguna pelota. Antes, si la encontraba, me la acercaba a mis pies para que se la lanzara lejos y correr tras ella; si no la encontraba, se plantaba delante de mí sin decir nada hasta que yo tenía que adivinar que quería jugar. Pero eso era antes. Hace unos meses recorre el pasillo en busca de la pelota y, si no la encuentra enseguida, maúlla de cuando en cuando, con largas pautas y tono quejoso, como frustrada, pidiendo ayuda. Alrededor de las 24 horas, medianoche, Sofy vuelve a tener ganas de jugar a la pelota; y se repite el proceso de búsqueda con los ocasionales maullidos. Hay días, los menos, que también tiene ganas de jugar a la pelota en cuanto me ve levantarme de la cama por las mañanas; y también entonces maúlla algo si no encuentra enseguida la pelota.

Sofy durmiendo

 

Las 10 razas de gatos más habladoras y vocales

 

En una entrada muy anterior de este blog me hice eco de que los gatos pueden llegar a vocalizar hasta un centenar de sonidos diferentes para hacerse entender por los humanos y conseguir así lo que quieren. En los perros no hay más de diez (no necesitan más). Hay gatos, y razas de gatos en general, que son bastante habladores y ruidosos, y pueden hacer que tu vida sea un poco más interesante a lo largo del día. La mayoría de los gatos son perezosos, esperan que adivines lo que desean; a otros les gusta asegurarse de que sabes exactamente lo que quieren de ti y para ello, se comunican con sus maullidos. 

Hay consenso en los diversos sitios web que tratan el tema sobre las 10 razas de gatos más comunicativas de entre las más de 100 razas con pedigrí reconocidas por las diversas entidades felinas, pero ese consenso se rompe en lo tocante al nivel o grado, salvo la clara excepción que el Siamés es la raza más habladora, seguida del Balinés, Oriental y el Tonkinés. Veamos:

El Siamés: Es muy hablador, puede molestar con sus voces de alto volumen.

El Balinés: Como el Siamés, le encanta hablar, aunque su voz es más suave.

El Oriental: Es muy vocal, en una conversación con su dueño le gusta contestar.

El Tonkinés: Su voz es capaz de transmitir una escala completa de tonos.

El Birmano: Prefiere llamar verbalmente la atención del dueño.

El Sphynx: Maullidos intensos, le encanta saludar a los dueños.

El Bobtail japonés: Suave chirrido; y maúlla a los cinco minutos de conocerte.

El Bengalí: Es activo y hablador. Tiene un maullido característico y algo fuerte.

El Maine Coon: Sus voces son como chirridos melodiosos y trinos.

El Mau egipcio: Son una raza habladora, pero también comunican con la cola.

 

Nota: Mi anterior mascota, Mysy, era un cruce entre un gato Siamés y una gata de Angora, entre un gato muy hablador y una gata muy callada. Hablaba muy poco. Sofy, una gata Común Europea, también hablaba muy poco, hasta hace unos meses como he referido al comienzo de esta entrada. 

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