El día 15 de la semana pasada Sofy cumplió 9 años, pues según su “cartilla”
nació aproximadamente un 15 de Mayo de 2011. Para los gatos domésticos es
similar a que los humanos cumplamos 50 años; o sea, con mucha suerte estar en
el ecuador de la existencia terrenal. Mi anterior mascota, Mysy, vivió más de
20 años, pero llegar a esa edad no es muy normal.
Y se nota la edad, sobre todo en dos cosas: Una, que no la gusta jugar
como antes, que juega menos y durante menos tiempo; y la otra, que ya no es tan
independiente y solitaria como antes, que me busca y prefiere estar más tiempo
conmigo.
Afortunadamente sigue bien de salud, salvo por la excesiva autolimpieza
que se realiza varias veces al día; porque de tanto lamerse hay zonas de su
cuerpo, especialmente en las piernas, que acaban perdiendo el pelo y a veces originan
pequeñas heridas.
Hacer unos días se hizo una herida. La limpié con agua oxigenada. A los
dos días la herida seguía igual. La eché Betadine, color rojo, aprovechando que
estaba a mi lado medio dormida. A los pocos segundos se separó de mí y comenzó
a lamerse la zona hasta que no quedó ni rastro del líquido rojo sobre su piel.
Temí que hubiera sido una intervención fallida, pero afortunadamente me
equivoqué, pues dos días más tarde la observé y la palpé una pequeña postilla
en el lugar de la herida.
No, no creo que sea la última herida que la tenga que tratar.
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