Hace
más de un año que no he visto a Sofy aposentada sobre una pequeña manta colocada
a tal efecto, en el extremo del sofá del comedor. Aproximadamente el mismo
tiempo que tiene por costumbre dormitar, o simplemente aposentarse, en mi cama,
cuando la puerta del dormitorio está abierta.
¿Y
qué pasa cuando se encuentra la puerta cerrada? Pues primero maullar para que
se la abra; y después de tres o cuatro maullidos, al ver que no la hago caso, desaparece.
¿Dónde
se mete entonces? En su cuna no, que parece que la rechaza, por las escasas
veces que le he visto dentro de ella. Normalmente en el rincón de una mesa de
estudio al lado de la ventana, encima de una cartera de tela que la hace de mullido.
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Sofy aposentada sobre mi cartera. |
Pero
hace unos meses, no más de tres, que la he visto en varias ocasiones debajo de
la mesa del comedor. Y no, no en el suelo, sino encima de las sillas que
bordean la mesa. Un refugio tranquilo, con poca luz …
Lo
raro es que en dichas ocasiones Sofy estaba ocupando dos sillas, ¡dos!, sin
percatarse del hueco que había entre ambas.
Varias
veces cogí la cámara de fotos en estos últimos meses y fui al comedor … Pero no
estaba. A veces estaba allí, pero al verme saltaba de las sillas y me impedía
hacerla una foto en esa tesitura. Otras veces estaba y se me había olvidado
coger la cámara.
Anoche
cogí la cámara de fotos y, por fin, he podido sacar unas fotografías para
ilustrar estos comentarios.
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Sofy sobre dos sillas |
No,
no parece que esté incómoda. Y eso que la barriga, o parte de la misma, está en
el aire, sobre el hueco que hay entre las dos sillas.
¿Estaría
más cómoda sobre una sola silla? A mi me parece que sí, pero a Sofy no, pues
doy por hecho que ha probado de sobra aposentarse de todas las formas posibles.
Seguramente,
en una sola silla tendría el culo o la cabeza en el aire, o ambas cosas. Algo
que a mi anterior mascota, Mysy, no la ocurría, pues tenía menos envergadura
que Sofy.
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