Hace
casi 500 años se celebra en la localidad vallisoletana de Tordesillas, dentro
de sus fiestas locales, el tradicional Torneo del Toro de la Vega.
Consiste
en un encierro donde un toro de lidia es perseguido a pie y con caballos hasta
una explanada, lugar en que se le da muerte a base de pinchazos con sendas lanzas.
Hace
algo más de un año, el PACMA (Partido Animalista Contra el Maltrato Animal) se
personó en plenas fiestas con un puñado de integrantes y provocó violentas
incidencias para denunciar el maltrato y suplicio al que se sometía al Toro de
la Vega hasta su cruel muerte.
Los
incidentes tuvieron una gran repercusión en toda España y fue llevado el asunto
al Parlamento Regional de la Comunidad de Castilla y León.
La Junta de Castilla y
León emitió un decreto que impide la muerte en público del Toro
de la Vega. El decreto prohíbe la muerte de cualquier astado en festejos
taurinos populares y tradicionales.
Una
norma contraria al reglamento municipal que regula el tradicional torneo del
Toro de la Vega, incluido el alanceamiento y en su caso muerte del astado que
cada año ha protagonizado este ritual documentado.
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Un momento de la tradicional fiesta |
Por ello el
Ayuntamiento, partidario de preservar en su integridad y pureza tradicionales
el festejo, llevó al Tribunal Constitucional un conflicto en defensa de la
autonomía local, autonomía recogida en la Constitución.
Por
último el Tribunal Constitucional ha decidido no admitir a trámite el recurso y
avala por
unanimidad la prohibición de matar al Toro de la Vega
Los
entes locales, en cuanto partes de un todo estatal, tienen garantizada su
autonomía "para la gestión de sus respectivos intereses", dice la
Constitución, que sin embargo no recoge ninguna materia específica de su
competencia.
Finalmente el Ayuntamiento se ha
acomodado a la ley y ha acordado acabar con la bárbara tradición de dar muerte
al Toro de la Vega mediante alanceamiento, quedando el torneo en un simple
encierro a caballo sin crueldad ni muerte del astado.
Ha sido un año difícil, pero al final
la situación parece libre de nuevos incidentes. Por una parte una tradición muy
arraigada, muy popular, de cinco siglos de existencia… Por otra parte maltrato
animal, crueldad pública, algo que uno no espera encontrar en una Europa del
siglo XXI.