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jueves, 26 de julio de 2018

El primer mes de vida de un gatito





Los primeros días de vida de los gatitos son los más complicados, pues nacen ciegos, sordos, con escasa movilidad, y sin saber hacer sus necesidades por sí solos.
Durante el primer mes de vida es muy conveniente que esté con su madre el mayor tiempo posible y ella se encargará de alimentarlo y limpiarlo. Pero si el gatito es huérfano o adoptado prematuramente, su salud y su vida va a depender por completo de nosotros.
A los 8 días empezará a abrir los ojos, y terminará de abrirlos a los 14-17 días de vida. Al principio los tendrá azules, pero hasta los 4 meses no adquieren su color definitivo. Las orejas empezarán a despegarse. De los 14 a los 21 días de vida el gatito comenzará a caminar evitando los obstáculos, aunque tambaleándose un poco.
Más o menos a los 21 días ya habrá aprendido a hacer sus necesidades solo, sin estimulación de la madre, y podrá regular su temperatura corporal. De los 21 a los 28 días de edad le empiezan a salir los dientes de leche, por lo que puede empezar a comer alimentos sólidos (que no secos).
Durante los 21 primeros días de vida, un gatito va a necesitar recibir calor las 24 horas del día, comer cada 2/3 horas, y que se le estimule para que hagan sus necesidades. Esto lo hace la mamá gata, pero si ésta falta nosotros deberemos reemplazarla.
Gatito en su primera semana.

Durante las dos primeras semanas de vida no son capaces de regular la temperatura de su cuerpo, necesitando una fuente de calor. Si el gatito se enfría puede morir por hipotermia, por lo que, en ausencia de la mamá gata, es recomendable ponerle bolsas de agua caliente envueltas en toallas, situarle cerca de la calefacción y, si fuera posible, juntarle con sus hermanos para que entre ellos se arropen. Todo esto incluso en verano, de forma que quede bien protegido de las corrientes de aire.
Gatitos en su segunda semana

Algunas gatas reniegan y no alimentan a los cachorros, otras veces los gatitos no comen lo suficiente o dejan de comer. Tenemos que estar muy atentos para ver si nuestro gatito se está alimentando bien y ganando peso día a día.
Ante la falta de la mamá gata, hay que alimentarle con leche para gatitos, pues la leche de vaca es demasiado fuerte para los gatos y puede sentarles mal. Es importante que esté tibia, a unos 37ºC, y que tengan su cuerpo en posición horizontal y no vertical, ya que de lo contrario la leche se iría a los pulmones y no al estómago, lo que les causaría neumonía y la muerte en pocas horas.
Si está bien y duerme toda la noche, no se les debe despertar. La cantidad dependerá de la marca de leche y la edad en semanas.
Nunca se alimenta a un gatito que esté frío porque la comida podría sentarle muy mal. Deben entrar en calor antes de comer. Y al igual que los bebés humanos, nuestro gatito tiene que expulsar el aire.
Gatito alimentándose con biberón

A veces, a los gatitos les cuesta hacer sus necesidades. Si es huérfano o adoptado prematuramente, debemos sustituir a su mamá gata para facilitarles la tarea y que no enfermen Los gatitos tienen que orinar después de cada comida, y defecar como mínimo 2 veces al día (lo ideal sería que lo hicieran unos 15 minutos después de cada toma de leche). Para ello debemos darles suaves masajes en la barriga.
No hay que dejar que pasen más de 2 días sin que defequen, pues podría resultar fatal, debiendo en ese caso llevarlos urgentemente al veterinario. Además, una forma de saber su estado de salud es observando sus excrementos, revisando que no estén más blandos de lo normal o que contengan parásitos.
Gatito de un mes

El gatito puede tener pulgas; si no tiene muchas se le puede pasar un poco de vinagre y después secarlo bien con una toalla; si tiene muchas pulgas, se aconseja echarle spray apropiado; o también, si tiene más de tres semanas, bañarlo con champú para gatitos, en una habitación con calefacción, y secándole bien con una toalla.
Para ampliar la información:
Gatitos huérfanos:www.miwuki.com
Gatito adoptado: www.consumer.es

martes, 17 de julio de 2018

Juegos prohibidos con el gato




Pocas veces me he sentido plenamente identificado con un artículo. Pero esta vez sí. Frase a frase. La autora, Laura Trillo, aconseja tajantemente no jugar con nuestras manos con el gato, especialmente si tiene entre uno y dos meses de edad, que es cuando pasa por la fase de aprendizaje del autocontrol y la intensidad de la mordida. En esta fase, “al jugar con el gato con las manos, le estamos enseñando dos cosas: que nuestro cuerpo es presa (no olvidemos que el gato es un animal cazador), y que puede morder y arañar todo lo que quiera.”


Dije que me había identificado porque eso fue lo que me ocurrió con mi anterior mascota, Mysy, que jugaba con ella con mis manos, convirtiendo mis dedos en presas, cuando tenía apenas dos meses de edad.


La autora justifica plenamente la prohibición, pues de adultos “suelen convertirse en gatos que muerden muy fuerte, que se abalanzan sobre nosotros de buenas a primeras y nos muerden, que no tienen medida a la hora de morder ni controlan cuando es juego.”

Myfy, mi anterior mascota, enfadada.
Afortunadamente pasé enseguida a enseñar a Mysy otros juegos, como cuerdas, pelotas de goma, pequeños peluches, … Pero lo hecho, hecho está, y debía tener cuidado de que mis manos no se movieran de forma “provocativa”.


La autora aconseja que “si nos muerde [al jugar con él], no debemos mover la mano (si la presa se mueve, él muerde más fuerte) y debemos chillar, demostrándole que nos está haciendo daño.”


Cierto día, mientras estaba dando a Mysy un trocito de jamón york, ya adulta, se abalanzó y me mordió uno de los dedos que sujetaba la comida. No distinguió entre mi dedo y la comida. Para Mysy ambas cosas eran presas de igual categoría. Me hincó bien los pequeños colmillos. Me curé la herida, pero ésta se me infestó y tuve que ir a urgencias médicas a los dos días. Un raspado, una inyección y listo. Pero la médica que me atendió me dijo que un compañero suyo, cirujano, llevaba ya 20 días de baja por un suceso similar al mío: Su gato, jugando, le había mordido en la mano.


Finalmente la autora señala que “Hay que respetar el espacio vital del gato y no agobiarle cuando no quiere ser acariciado o cogido en brazos… que no le provoquemos problemas de comportamiento, que luego injustamente pagan ellos, pues estos gatos acaban abandonados o sacrificados, diciendo sus dueños que son "agresivos".


Mi actual mascota, Sofy, fue recogida en la calle junto a su hermana Abby, a la edad de tres meses. Ya había pasado la fase de aprendizaje del autocontrol y la intensidad de la mordida. Por eso, como he dicho en un spot anterior, las pocas veces que juego con ella con mis manos muerde sin hincar los colmillos y araña sin clavar las uñas.

Para leer el interesante artículo entero:  www.terapiafelina.com

sábado, 7 de julio de 2018

¿Qué debe comer un gato?




Encuentro por casualidad que un gato debe ingerir 41 tipos diferentes de nutrientes para una dieta sana y equilibrada. Busco, pero no encuentro la lista de dichos 41 nutrientes. No obstante, sí que doy con detalles muy interesantes que paso a resumir:

Los gatos empiezan a alimentarse con la comida que ingiere la madre y este tipo de alimento es el que prefieren seguir tomando; pero una vez destetados suministrarles leche puede ser muy perjudicial.

Requieren materias primas de origen animal, pues son carnívoros; pero si les gusta más la carne o el pescado ya depende de cada individuo (mi gata Sofy prefiere el pescado). No les van las grasas, pero les agrada la textura que dan al alimento, prefiriendo los alimentos muy húmedos en pedazos a secos.

Salvo prescripción veterinaria, se debe suministrar 3 veces más alimento húmedo que seco. 

Aprecian la alimentación primero a través del olfato y en segundo lugar a través del gusto.

Comen muy rápido (depredación) y muy frecuentemente. Beben también muchas veces al día. 

Es preferible dejarles alimento para el día entero y siempre agua fresca, en recipientes de loza, cristal o acero inoxidable (mi anterior mascota, Mysy, enfermó temporalmente por usar recipientes de barro).

Sofy, comida húmeda y agua fresca.

Son incapaces de almacenar proteínas, por lo que hay que proporcionar un elevado porcentaje en la dieta (carne, huevo y pescado). 

Los gatos necesitan hidratos de carbono, que aportan energía de uso inmediato, como arroz, el maíz y el trigo.

Las grasas aportan un alto contenido de energía y ácidos grasos esenciales para mantener la salud de la piel, el pelaje, el sistema reproductor y el metabolismo. Su organismo no los puede sintetizar. 

Los gatos necesitan de minerales en cantidades relativamente grandes, como el fósforo, el magnesio, el potasio, el sodio y el calcio. 

Por supuesto también necesitan vitaminas, que se encuentran en alimentos como el hígado, los riñones, las levaduras y los cereales.

martes, 3 de julio de 2018

Los gatos silvestres de Australia




Buscando material fiable sobre razas de gatos en Australia, encuentro dos noticias que, aunque una es del año 2015 y otra del 2016, conservan y conservarán la actualidad, al menos hasta el año 2020.


En una noticia se dice que en Australia los gatos silvestres, los no domésticos, han proliferado en varios estados, especialmente en el Territorio del Norte, hasta convertirse en plaga; y que dichos gatos llegan a pesar hasta 20 kilogramos, siendo enormes y voraces. Los guardabosques del norte de Australia entrenan a perros gigantes para luchar contra la plaga, ya que los responsables del medio ambiente del norte de Australia creen que es el medio más ecológico; pues estos animales (los perros) han evolucionados durante millones de años para especializarse en la caza de gatos.

Gato silvestre devorando una pieza.

En la otra noticia se afirma que Australia piensa matar a 2 millones de gatos silvestres de aquí a 2020. La razón es para “proteger a las especies locales de esta fauna invasora”, según el comisario de Especies Amenazadas de Australia, Gregory Andrews. Al parecer los gatos silvestres han sido responsables de la extinción de al menos 29 especies de mamíferos australianos como el bilbi menor, el peramélido del desierto o el Notomys macrotis. Las autoridades calculan que en total hay 124 especies amenazadas directamente por la presencia de los gatos salvajes, pues cada gato mata al menos a cinco animales por día. Y se estima que hay cerca de 20 millones de gatos silvestres, no domesticados, casi tantos como habitantes tiene el país.


Los gatos llegaron hace unos 200 años a Australia con los primeros colonos blancos. Desde entonces –debido a que muchos fueron abandonados como mascotas y dejados a su suerte– han crecido en número y en tamaño. Ahora bien, ¿cuán efectivo resultará eliminar tan sólo al 10% de una plaga?. ¿No hay otros medios más eficaces y “humanos” para reducir la población de gatos silvestres, incluso hasta la mitad, en un periodo de tiempo razonable?.


Omar, el gato Maine Coon, el más grande del mundo.

Y sin salir de Australia encuentro a Omar, posiblemente el gato doméstico más grande del mundo, de la raza Maine Coon, Con tres años de edad, mide 118,30 cm y pesa 14 kg. La dieta se basa en croquetas para el desayuno y por la noche carne de canguro. Es una mascota bastante tranquila, y disfruta de sus compañeros, los perros Rafiki y Penny.