Casi todo el mundo ha visto algún video
de gatos jugando entre sí. Sobre todo si son pequeños, de pocos meses. En
dichos videos se aprecia cómo los gatos muerden sin morder, arañan sin arañar.
Abren la boca y propinan un mordisco, pero leve, sin hincar los colmillos. O
alzan la pata y propinan un golpe, también leve, sin sacar las uñas o
sacándolas muy poco. Están jugando. Están jugando a ser depredadores; están
aprendiendo a cazar a la vez que se divierten.
Pues bien, lo anterior viene a cuento
con la nueva costumbre de Sofy: Jugar a cazar sin cazar nada, alzar la zarpa
sin sacar las uñas, morder sin hincar los colmillos en la presa (mi mano).
Y es que, como ya he dicho varias veces,
un gato no deja de sorprender.
Sofy jugando a cazar |
¿Cuándo juega de esa manera?
A veces, muy pocas veces, tras acercarse
a mi para que la rasque la cabeza, cosa que la gusta, estando ambos en el sofá
del comedor. Tras un ratito, abre la cabeza y simula morderme. Entre “mordisco”
y “mordisco” alza su pata y me golpea la mano, sin sacar las uñas.
Pero cuando más ganas tiene de jugar a
la caza, por la frecuencia, es cuando me voy a la cama y me acuesto. Antes de
apagar la luz, Sofy salta a los pies de la cama y se acerca sigilosamente a mi
cabeza. Con la mano derecha la paro e intento acariciar su cabeza. Y es
entonces cuando comienza a jugar a la caza. Mi mano es la presa. Noto sus
colmillos, a veces alguna uña de su zarpa. Pero no muerde ni araña, no bufa ni
refunfuña. No está agresiva, aunque a veces lo parezca. Simplemente está
jugando. ¿Hasta cuándo? Hasta que apago la luz de la habitación o escondo la
mano bajo las sábanas.