Mi lista de blogs

jueves, 7 de septiembre de 2017

El Toro de la Vega



Hace casi 500 años se celebra en la localidad vallisoletana de Tordesillas, dentro de sus fiestas locales, el tradicional Torneo del Toro de la Vega.
Consiste en un encierro donde un toro de lidia es perseguido a pie y con caballos hasta una explanada, lugar en que se le da muerte a base de pinchazos con sendas lanzas.
Hace algo más de un año, el PACMA (Partido Animalista Contra el Maltrato Animal) se personó en plenas fiestas con un puñado de integrantes y provocó violentas incidencias para denunciar el maltrato y suplicio al que se sometía al Toro de la Vega hasta su cruel muerte.
Los incidentes tuvieron una gran repercusión en toda España y fue llevado el asunto al Parlamento Regional de la Comunidad de Castilla y León.
La Junta de Castilla y León emitió un decreto que impide la muerte en público del Toro de la Vega. El decreto prohíbe la muerte de cualquier astado en festejos taurinos populares y tradicionales.
Una norma contraria al reglamento municipal que regula el tradicional torneo del Toro de la Vega, incluido el alanceamiento y en su caso muerte del astado que cada año ha protagonizado este ritual documentado.
Un momento de la tradicional fiesta
Por ello el Ayuntamiento, partidario de preservar en su integridad y pureza tradicionales el festejo, llevó al Tribunal Constitucional un conflicto en defensa de la autonomía local, autonomía recogida en la Constitución.
Por último el Tribunal Constitucional ha decidido no admitir a trámite el recurso y avala por unanimidad la prohibición de matar al Toro de la Vega
Los entes locales, en cuanto partes de un todo estatal, tienen garantizada su autonomía "para la gestión de sus respectivos intereses", dice la Constitución, que sin embargo no recoge ninguna materia específica de su competencia.
Finalmente el Ayuntamiento se ha acomodado a la ley y ha acordado acabar con la bárbara tradición de dar muerte al Toro de la Vega mediante alanceamiento, quedando el torneo en un simple encierro a caballo sin crueldad ni muerte del astado.

Ha sido un año difícil, pero al final la situación parece libre de nuevos incidentes. Por una parte una tradición muy arraigada, muy popular, de cinco siglos de existencia… Por otra parte maltrato animal, crueldad pública, algo que uno no espera encontrar en una Europa del siglo XXI.