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domingo, 4 de junio de 2017

Gatos, visillos y cortinas



Hace algunos años un compañero de trabajo me comentó que le habían regalado un par de gatitos. Según él tenían unos tres meses de edad. De vez en cuando jugaban, se “peleaban”, saltaban y corrían por toda la casa. Era muy divertido observar su vitalidad infantil, salvo… Cuando practicaban la escalada libre a través de las cortinas de la ventana del comedor. ¡Pobres cortinas!. O  mejor dicho: ¡Pobres visillos!. Al mes y medio se tuvo que deshacer de ellos, buscando quien los adoptase. Era eso o cambiar periódicamente los visillos / cortinas, con el consiguiente gasto.

Sofy intentando escalar la cortina.

Cuando mi anterior mascota, Mysyfy, tenía entre tres y seis meses de edad, no había manera de ver la televisión si se encontraba despierta. Era encender el tubo de rayos catódicos y la gata saltaba al mueble e intentaba  asomarse  a la pantalla como si se tratase de  una ventana. “Pensaba”  que las personas y animales que salían en la tele eran reales. A veces estiraba la pata y quería tocarlos, pero sólo se encontraba con una placa de cristal que,  para más inri, estaba electrificada. Tardó casi tres meses en darse cuenta que aquellas figuras, aunque  se movieran, sólo eran imágenes, no personas ni animales reales. La electricidad estática, evidentemente, debió de contribuir, y mucho, a que lo distinguiera. Algo más tarde desarrolló plenamente el olfato y la dejó de interesar todo lo que no olía.
Pues bien, con las sombras móviles que se proyectaban en el suelo cuando la luz atravesaba las cortinas de la ventana ocurría lo mismo: “Pensaba” que las sombras eran animalitos y estaba un buen rato tratando de atraparlos, inútilmente claro está.
Lo peor era cuando el reflejo de la luz la hacía fijarse en los numerosos adornos de las cortinas. Entonces “pensaba” que eran animalitos, bichos a los cuales dar caza, y saltaba o escalaba la cortina, clavando sus afiladas uñas en ella. Afortunadamente más que visillos delicados, eran cortinas; aunque no lo suficientemente fuertes y a prueba de gatos como uno quisiera.

Sofy, peligrosamente cerca de visillos

Mi actual mascota, Sofy, la tuve a los ocho meses de edad. Por ello me perdí buena parte de esa etapa de descubrimiento de la realidad de un gato. En principio, las cortinas no corren ningún peligro, al ser de material algo grueso y poco traslúcido. Los visillos, si son lisos, aunque sean transparentes, tampoco son motivo de preocupación.
Pero si los visillos, generalmente de tela muy fina, contienen algún adorno incrustado en ellos… ¡Cuidado!. En cuanto les da la luz, se muevan o no, el gato interpreta esos adornos como “bichos a los que cazar” o “ramas de las cuales colgarse”. Y entonces el estropicio está servido, aunque tengas la precaución de cortarle periódicamente sus afiladas uñas. Eso me ocurrió a mí, cuando al ir a comprar unos visillos LISOS, la dependienta me convenció de comprar unos con unas tiras de adornos que QUEDABAN MUY BIEN.
¡Pobres visillos!. Dentro de poco tendré que volver a cambiarles.

jueves, 1 de junio de 2017

Mitos sobre gatos ( y III )



Veintinueve mitos sobre gatos he encontrado, y he implementado uno más proveniente de un dicho que, a mi entender, es otro mito.
Dejo al lector la petición de, si así lo considera, añadir a esta lista algún otro mito que a mí se me haya pasado recoger.
Como en las veces anteriores, razones a favor y en contra sobre algunos mitos sobre gatos:

21.- Los gatos se llevan mal con los perros
En contra: Un gato que convive con perros durante su periodo de socialización y en adelante, será un gato que interprete a los perros como “especie amiga”.
A favor: Por descartado, pues por razones territoriales un gato se suele llevar mal hasta con sus propios congéneres.

22. Los gatos nos hacen saber cuándo están enfermos.
En contra: Generalmente los gatos ocultan que están enfermos por instinto de supervivencia. Cuando demuestran que están enfermos, ya puede ser tarde.
A favor: A veces podemos detectar una enfermedad o lesión en sus primeras fases mediante una correcta observación de las señales.

23. Los gatos tienen 7 vidas
En contra: El hecho de que sean ágiles, y que eso les ayude a evitar algún que otro accidente, no significa que estén protegidos contra cualquier amenaza.
A favor: Su agilidad y presteza les salva de situaciones que serían mortales para otros animales.

24. Los gatos negros dan mala suerte
En contra: El color del pelaje, como es obvio, no tiene nada que ver con tener o no suerte.
A favor: En la Edad Media, época de oscurantismo, la posesión de un gato bastaba para acusar a una persona de brujería y la condena podía considerarse segura si el animal era de color negro.

25.- Los gatos ven en la oscuridad
En contra: Es parcialmente falso. Si no hay algo de luz no ven, pues su sistema visual está preparado para distinguir el movimiento de sus presas en condiciones lumínicas pobres.
A favor: Los gatos ven de noche hasta 6 veces mejor que los humanos.

Sofy y su mirada felina.
26. Si el gato pierde los bigotes pierde el equilibrio
En contra: Si el gato pierde sus vibrisas (bigotes) tendrá que apoyarse mucho más en otros sentidos, pues queda seriamente afectado.
 A favor: Los bigotes de los gatos son capaces de detectar pequeñas variaciones en las corrientes de aire procedentes de objetos cercanos, lo que le sirve para orientarse o para calcular un salto.

27. Saben lo que piensa el amo

En contra: Al ser bastante inteligentes y tener cierta memoria, los gestos del dueño a base de repetirse, pueden ser fácilmente interpretados por el gato.
A favor: Los gatos prestan atención, cuando quieren; pero eso no implica que entiendan al dueño.

28. El olfato del perro es mayor al de los gatos

En contra: Perros y gatos tienen una segunda nariz, capaz de sentir las sustancias químicas, compuesta por dos tubos llenos de líquido; que posee 30 receptores en los gatos frente a 9 de losperros.
A favor: Los perros tienen una nariz más potente que la de los gatos.

29.      Siempre que el gato mueve la cola, es que está feliz.

En contra: Si un gato mueve la cola de un lado al otro es que está indeciso, tiene que hacer alguna cosa entre dos posibles; y si es un movimiento rápido, brusco, está indicando que no se le moleste. En todo caso no es feliz.
A favor: Algunas veces vemos cómo mueve suavemente la cola mientras le acariciamos la cabeza, barbilla o barriga.

30.      Los gatos son animales nocturnos.

En contra: Aunque son por naturaleza animales nocturnos, al no tener necesidad de cazar, pueden cambiar sus costumbres o acomodarlas al entorno humano donde habitan.
A favor: Podemos ver cómo se pasan la mayor parte del día durmiendo, escondidos en cajas o rincones oscuros, o huyendo de la luz solar o artificial fuerte.