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domingo, 29 de enero de 2017

Rarezas de Sofy



Sofy sigue echándose sobre el anorak, tras tirarla al suelo.
No, no se puede dejar a la vista de Sofy una prenda de vestir sobre una silla, aunque ésta se encuentre bien colocada sobre el respaldo. Hay que colgarla en el armario y cerrar la puerta del mismo antes de que entre; y digo antes porque si brinca dentro es laborioso que salga.
Una lectora de mis post me comentó que con esta acción el gato impregna de feromonas la prenda, la hace suya, y luego se siente muy feliz y confortable sobre la misma.
Parece una explicación muy razonable para una conducta inapropiada.

Sofy sobre la prenda, tras tirarla al suelo.

Lo que sí que es raro de explicar es que no sepa aún, porque poder, puede, sacar las pelotas de goma de su cuna cuando tiene ganas de jugar con ellas.
Una caja de zapatos nuevos… Tiro la tapa, guardo los zapatos en la cómoda, y pongo al alcance de Sofy la caja sin tapa.
En cuanto la ve se acerca y no tarda en saltar a su interior. Da una vueltas sobre sí misma y no tarda en acomodarse en ella.
¿Acomodarse?. ¡Si casi no cabe!.
Retorcida, hecha una bola, con la cabeza fuera.
No, yo no me la imagino nada cómoda. Pero es mi percepción.
Y mi percepción parece estar muy equivocada cuando veo pasar tiempo y tiempo a Sofy dentro de la caja.
Y para más inri a veces se hecha un sueño, más o menos prolongado, en esa “incómoda” postura.
Pero esa no es la rareza que quería comentar.
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Arrojo una pelota dentro de la caja. Sofy se acerca, mete la zarpa y golpea la pelota para sacarla. Debe salvar una altura de unos 12 cm. La golpea una y otra vez. La pelota no sale. Pero Sofy sigue y sigue hasta sacar la pelota de la caja.
Hasta aquí, lo normal. Pero…
Sofy tiene ganas de jugar con la pelota. Busca y busca por todos los rincones de la casa. No encuentra ninguna pelota.
En la cuna tiene tres o cuatro pelotas. Me levanto y cojo una de ellas. Sofy se pone expectante, lista para correr tras ella en cuanto se la lance. Pero en lugar de lanzarla la devuelvo a la cuna. Sofy se acerca, echa un vistazo, se retira y espera que yo la coja.
La altura que debe salvar de la cuna para extraer de ella las pelotas es la mitad de una caja de zapatos. Pero o no las ve una vez dentro de la cuna por algún efecto óptico extraño, o no quiere verlas.
La rareza es que, por muchas ganas que tenga de jugar, nunca la he visto realizar el menor intento por extraer alguna pelota de la cuna.
¡Raro, rarísimo!.
¿Alguien tiene una explicación?.

sábado, 21 de enero de 2017

Derechos de los animales



Leo que “La humanidad ha ejercido su control sobre todas las criaturas de la tierra desde la domesticación de los animales en el Neolítico. Durante siglos los animales formaban parte del paisaje humano, tanto en el campo como en las ciudades, pero se trataba de cosas, totalmente prescindibles en cuanto dejasen de ser útiles como transporte o alimento”.
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Dos sentencias recientes en Argentina me han llamado la atención por ser claros indicios de que, mascotas aparte, se está asentando y clarificando la idea de que los animales no son cosas, no son objetos de usar y tirar.
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Cecilia
Un juzgado concedió a una chimpancé llamada Cecilia el habeas corpus, el derecho humano fundamental de no poder ser privado de libertad sin un motivo. 
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Sandra
Unos meses antes, otro juzgado consideró que una orangután llamada Sandra era una "persona no humana", esto es, dejaba de ser una cosa para convertirse en un sujeto de derechos.
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Según el periódico digital que comentó la noticias de la agencia EFE, “esto va mucho más allá de las leyes contra el maltrato animal, porque significa reconocer que son diferentes, pero que son seres inteligentes y sensibles que merecen un respeto”.
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Leo que organizaciones ecologistas han presentado demandas similares en varios países para pedir la libertad de los animales que se consideran más inteligentes, como los grandes simios, orcas y delfines o elefantes.
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Si en el futuro son aceptadas estas demandas, instituciones como los zoos, los circos y los delfinarios pueden desaparecer; y no estoy seguro de que sea para bien de los animales, al menos no de todos ellos. Otra cosa es convertir los zoos en reservas, limitando el número de animales en circos y delfinarios.
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El etólogo Carl Safina señaló recientemente: "Los animales … deben tener derecho a existir como poblaciones en libertad, viables y conectadas;  y en cautividad deben ser tratados correctamente".
En orden de prevalencia, de joven me enseñaron en el colegio que había tres niveles de derechos fundamentales muy bien delimitados, relativos a Personas, Animales y Cosas. Los animales, incluidas las mascotas, no deben ser tratados como cosas; pero tampoco, exageradamente, como personas.
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Para ampliar la referida noticia: elpais.com/ciencia.

lunes, 16 de enero de 2017

Sofy en las alturas de la cómoda



Sofy ya tiene 5 años. Mayoría de edad para casi todos los tipos de gatos. Y se nota. Numerosas veces, tras jugar algunos minutos con la pelota, la deja de repente y se va al comedero; toma unos bocados de pienso y, relamiéndose los bigotes, vuelve con energía a jugar con la pelota. Ya no aguanta como antes mucho tiempo seguido de ejercicio. Será por el peso, además de por la edad, pues pesa casi 6 kilos; y eso es obesidad para casi todos los gatos. Pero para Sofy no, pues según la veterinaria, para su raza ese peso aún es normal en gatos adultos.

Sofy, sobre la cómoda del pasillo

La edad, no tanto como el peso, se nota también en los saltos y carreras. A medida que se ha hecho mayor, la frecuencia de saltar a las alturas ha disminuido. De todos modos Sofy no es de los gatos que les gustan las alturas, o mejor dicho saltar a las alturas.
Mi anterior mascota, Mysy, mitad angora, mitad siamés, al menos hasta bien entrada en la edad madura, la encantaba saltar a los sitios más altos, aunque en algunos casos luego no se atreviera a bajar.
Sofy calcula mucho la altura antes de saltar; incluso a veces, a pesar de su curiosidad o interés, desiste.
Una cómoda en el pequeño distribuidor del pasillo, de metro y medio de alto. En la cúspide una tarima plana. Y sobre ella dos figuras decorativas y un tiesto con flores de plástico, todo muy atractivo para la curiosidad de un gato.
Pero durante cinco años no la vi ni en una sola ocasión intentar saltar encima de la cómoda. Y es que metro y medio es una considerable altura.
Lo era ciertamente. Pero no tanto como la curiosidad felina.

Sofy moviendo peligrosamente el florero.

Unas pequeñas obras en la vivienda… Una silla que se deja en mitad del pasillo, al lado de la cómoda… Y ocurrió lo propio: En cuanto Sofy vio la silla saltó sobre ella, para inmediatamente después saltar sobre la cómoda. 
¡Qué inteligente utilizar la silla como trampolín para salvar una altura hasta ahora inalcanzable!.
Al percatarme de ello, tomé la cámara de fotos y me acerqué para hacerla algunas instantáneas.
Olfateó las dos figuras de porcelana, dos pequeños dragones, y se desentendió de ellos enseguida. Estaba claro: No olían a nada, no eran animales, sólo eran cosas sin interés.
Olfateó el jarrón de cristal, luego las flores de plástico, y enseguida comenzó a morder y tirar de una finas y largas ramitas verdes que completaban la decoración del florero.
Y el florero, claro está, casi sin peso, comenzó a deslizarse peligrosamente. Tuve que intervenir y separar a Sofy del florero. 
Tras dos o tres veces de intentar acercarse al mismo, al ver que yo no la dejaba hacerlo, saltó a la silla y luego al suelo. Rápidamente retiré la silla del pasillo, pues de lo contrario el jarrón de cristal pronto habría “pasado a mejor vida”.

martes, 10 de enero de 2017

Razas de gatos

El gato (Felis silvestris catus) es una subespecie de mamífero carnívoro de la familia Felidae. El gato está en convivencia cercana al ser humano desde hace unos 9500 años.
Hay docenas de razas, algunas sin pelo o incluso sin cola, como resultado de mutaciones genéticas (al tratarse de una subespecie puede intercambiar  material genético con otras subespecies de Felis silvestris) y años de selección artificial; y de una gran variedad de colores.
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Leo que actualmente los gatos domésticos se encuentran agrupados en diversos grupos genéticos, encontrándose cinco hembras ancestrales para todas las subespecies gatunas; los mismos rastreos genéticos señalan una procedencia directa de los gatos domésticos actuales con los gatos salvajes del Medio Oriente, no encontrándose la misma proximidad ni con los gatos salvajes africanos (Felis silvestris lybica), ni con los gatos salvajes europeos (Felis silvestris silvestris).

Felis silvestris catus
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Todas las razas de gatos se dividen habitualmente por grupos que marcan las Federaciones Internacionales más representativas como son FIFE, ASFE, TICA, CFA.
  • GRUPO I: Persa y Exótico
  • GRUPO II: Pelo Semilargo
  • GRUPO III: Pelo corto y Somalí
  • GRUPO IV: Tipo oriental
Hay unas 150 razas reconocidas, algunas de ellas son:
Abisinio, Aphrodite's Giants, Australian Mist, American Curl, Azul ruso, American shorthair, American wirehair, Angora turco, Africano doméstico, Bengala, Bobtail japonés, Bombay, Bosque de Noruega, Brazilian Shorthair, British Shorthair, Burmés, Burmilla, Cornish rex, Ceylon, Cymric, Chartreux, Devon rex, Dragon Li, Europeo Común, Exótico de Pelo Corto, German Rex, Habana brown, Himalayo, Korat, Khao Manee, Maine Coon, Manx, Mau egipcio, Munchkin, Ocicat, Oriental, Oriental de pelo largo, Ojos azules, Persa Clásico o Tradicional, Peterbald, Pixie Bob, Ragdoll, Sagrado de Birmania, Scottish Fold, Selkirk rex, Serengeti, Seychellois, Siamés Moderno, Siamés Tradicional, Siberiano, Snowshoe, Sphynx, Tonkinés, Van Turco.
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¡Veinticinco años con mascotas felinas y me ha sorprendido encontrar tanta variedad!