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martes, 26 de mayo de 2015

Perro en el bloque de viviendas.



Hace un año vino a vivir una familia en una de las pocas viviendas vacías del bloque de pisos donde habito. Tenían un perro, de mediana edad y de corta estatura. Daba la sensación de que aún era un cachorro. Me crucé dos veces con él en el portal comunitario. Era muy juguetón y se dejaba acariciar sin enseñar los dientes.
La familia debía de estar en alquiler, pues desapareció del bloque a los pocos meses. Tras ese corto intervalo, Sofy volvió a ser la única mascota en todo el bloque de viviendas, tal como lo había sido Mysy, mi anterior mascota.

Sofy, muy entretenida, jugando con el bolígrafo. La gusta mucho.
Era raro que ningún otro vecino del portal comunitario tuviera alguna mascota, muy raro; y más cuando en el vecindario, tanto en la calle como en el barrio, había cada vez más mascotas. Me refiero a perros, no a gatos. A los gatos, al no salir de casa si son mascotas, y pasarse buena parte del día durmiendo, no es fácil detectarles como vecinos.
El que ensuciaran la casa y el ser alérgico al pelo de perros o gatos fueron las razones que más se repetían las pocas veces que hablaba con algún vecino sobre la muy escasa presencia de mascotas en el edificio.

Es muy gracioso ver como se la escurre entre las zarpas o los dientes.
Hasta que comencé a oír algún que otro ladrido en diferentes días. Pensé que sería el perro de algún vecino de un bloque de viviendas adyacente. ¡Pero no!.
A los pocos días me lo crucé en el portal comunitario. No estaba de paso. Había venido para quedarse. En el bloque de viviendas vivía otra mascota, un pequeño perrito.
¿Qué haría Sofy si, al salir al rellano de la escalera cada vez que yo habría la puerta, se encontrara un día cara a cara con el perro?.
¿Huiría o le haría frente?. Sofy es muy temerosa ante algo extraño, pero...
No es fácil contestar cuando Sofy, el gato, es mayor en edad y envergadura que el perro.
Y es que la idea de que un perro es mayor que un gato puede estar equivocada.

martes, 19 de mayo de 2015

Sofy juega a la pelota en el dormitorio.



Los gatos son animales nocturnos. Esa característica es innata en ellos, tanto si son gatos callejeros o mascotas.
¿Qué significa?. Pues que tienen el horario cambiado respecto a los humanos.
El día para los humanos equivale a la noche para los gatos.
Los humanos dormimos unas 8 horas, mientras los gatos necesitan unas 16 horas de sueño, aunque una buena parte de esas 16 horas se las pasan con “un ojo abierto”.

Si es de día, hace un sol radiante, no tienes mejor cosa que hacer, y te decides a jugar un rato con el gato… Puede que no sea una buena idea. El exceso de luz, de claridad, molesta las delicadas pupilas del gato; y éste buscará un lugar donde protegerse de la luz, un refugio, un lugar tranquilo y oscuro.

Es de noche. Estás hecho polvo. Necesitas descansar. Te vas a la cama. Pero el gato, tu mascota, acaba de despertar del último sueño, se despereza, estira sus músculos y se predispone para una inagotable actividad. ¿Qué haces entonces?.

A Sofy la llama la atención el calendario

Durante algunas semanas, al acostarme, y durante el rato que tenía la luz encendida, oía cómo Sofy correteaba por el pasillo con la pelota de goma. Cuando apagaba la luz, cuando se hacía una densa oscuridad, se paraba el juego. Sofy ya no distinguía bien la pelota cuando ésta se paraba y no podía seguir jugando. Ya he dicho en otro spot que los gatos ven mejor una polilla en movimiento que un balón parado, por muy poco luz que haya.

Peligro: Está raspando las grapas que lo sujetan.

Un día empujó la pelota dentro de mi domitorio. La cogí y se la lancé sobre su cabeza. Pegó un salto y la golpeó en el aire. Se la volví a lanzar, saltó, la golpeó, y me la devolvió. Lo repetí varias veces.
Se agazapa, espera… Y casi nunca falla el golpe. Es todo un hermoso espectáculo. A veces emplea las dos patas y la pelota queda atrapada entre ambas por unas décimas de segundo.
A veces clava las uñas en la goma y la cuesta un buen rato deshacerse de la pelota.
 
A partir de eso día se ha acostumbrado a jugar un rato conmigo en el dormitorio. A veces algo más de un rato. Y cuando por fin apago la luz, hay días que se enfada por no poder seguir jugando.
¿Por qué sé que se enfada?. Por los maullidos que emite, cortos y secos, bien diferentes de los melodiosos maullidos que emite cuando pide comida, y muy parecidos a los que emite cuando tras un buen rato de caza no logra atrapar a una mosca.
Por el día también juega, pero se cansa antes. Por el día tiene menos vitalidad.

viernes, 15 de mayo de 2015

Comparativa de vida gatos y humanos



Hoy es 23 de Febrero de 2014. Sofy cumple dos años conmigo. El equivalente en humanos  sería de 24 años. Y hablando de equivalencias, os presento esta tabla comparativa que he elaborado a partir de cinco páginas web donde se hace una comparativa de edades equivalentes entre gatos y seres humanos.


COMPARATIVA

Edad del Gato
Edad Humana

Meses
Años
Kitten
1
1
3
4
4
8
6
10
Junior
7
12
8
13
12
15
18
21
24
24

Años
Años
Prime
3
28
4
32
5
36
6
40
Maduro
7
44
8
48
9
52
10
56
Senior
11
60
12
64
13
68
14
72
Geriátrico
15
76
16
80
17
84
18
88
19
92
20
96
21
100


La fuente principal es un estudio que se hizo en el año 2008 por la Feline Advisory Bureau (FAB), recogido parcialmente en la página web http://www.hvs.cl/index.php
                                                          
Leo que la esperanza de vida de un gato doméstico es de 17 años; si es macho su esperanza de vida es de 16 años, y si es hembra de 18 años. Y que la esperanza de vida de un gato callejero es de 6 años, 5 años si es macho y 7 años si es hembra. Algunos sitios elevan estas cifras en uno o dos años.
                                                          
También leo que en la mayoría de las razas existentes no hay diferencias significativas de esperanza de vida. Observo no obstante la puntualización de que “los gatos que son mezcla [de razas] presentan mayor resistencia a las enfermedades y por ello su esperanza de vida es mayor”.

Y por último leo que “hay algunas razas, como el persa, el oriental, el egipcio Mau, el ruso azul o el siamés, que tienen una reputación de ser gatos de vida larga”, pudiendo llegar a los 24 años si son mascotas. 
                                                  
Como ejemplo, mi anterior mascota, Mysy, una gata de madre de angora y padre siamés, sin esterilizar, pero llevando una existencia “a cuerpo de rey”, vivió 20 años, 5 meses y 6 días, sin enfermedades significativas hasta los 17 años. No me pesa su falta de libertad al ser mascota en lugar de gata callejera, pero me hubiera gustado que tuviera descendencia, al menos una vez en su vida.