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miércoles, 30 de enero de 2013

Consejos útiles sobre mascotas



He recopilado algunos consejos sobre el cuidado de nuestras mascotas. Espero que os sean útiles.
1.-   No dejar entrar a nuestra mascota en lugares donde pueda tener un accidente, como puede ser una cocina, un trastero o un garaje.
Un gato es muy curioso por naturaleza, tenderá a entrar en los sitios cerrados, insistiendo en ello; pero una vez dentro se da una vuelta y sale enseguida.
2.-   Tener al día la cartilla de vacunaciones de nuestras mascotas, muy especialmente si son perros.
Los gatos sólo necesitan vacunarse dos veces en su vida, a los tres meses y al año.
3.-   Tenerlo plenamente identificado (microchip, etc) para casos de robo.
4.-   Tener un mínimo de precaución para que no se extravíe (correas extensibles, jaulas, etc), en especial cuando se cambia de residencia de forma temporal o permanente.
En el caso de gatos su territorio, su casa, es más importante que sus dueños.
5.-   Aprender las actuaciones básicas para casos de accidentes leves de nuestras mascotas, existiendo para ello múltiples y muy asequibles manuales.
Un gato puede meter la zarpa donde no debe y hacerse una pequeña herida, o atragantarse con un hueso o una espina por comer lo que no debe.

Una típica pose de Sofy.
6.-   Llevarlo a un veterinario siempre que sea necesario.
Sean perros o gatos, sufren y padecen enfermedades y accidentes con una frecuencia similar a la de los humanos, por lo que hay que mentalizarse de ello.
7.-   Darle la adecuada alimentación y cuidados, en función de su raza, edad, peso, etc. Me remito a uno de mis primeros spot sobre alimentación.
En un gato, cuanto más tiempo coma pienso mejor; la comida húmeda, aunque les encanta, es más cara, ensucia más el comedero y contiene a veces elementos poco adecuados.
8.-   Tener una amistad o familiar que se pueda hacer cargo de la mascota en nuestra ausencia; sobre todo si es un perro.
El gato es un animal solitario, puede pasarse tranquilamente varios días él solito teniendo a mano agua y comida.
9.-   Si la mascota padece una enfermedad grave e incurable o tiene un accidente muy grave, decidir cuanto antes sacrificar a nuestra mascota para que no sufra.
En ese punto un veterinario honesto nos puede ayudar a tomar una decisión correcta. 
10.-   Tener presente que ningún seguro cubre la negligencia del propietario, especialmente de los dueños de perros de determinadas razas agresivas.
En ese contexto, respecto a los gatos, apuntar el tener el gato a buen recaudo en el caso de tener amistades o alguna ocasional visita de personas alérgicas al pelo de gato. 

viernes, 25 de enero de 2013

Aniversario con epitafio



Mediados de diciembre. Sofy se muerde bastantes veces al día las patas delanteras. La derecha la tiene ya bastante pelada y con aparición de pequeños granitos. Y comienza a morderse también la izquierda. ¡Poco ha durado la esperanza de su curación!.
La vuelvo a llevar al vete. La toma la temperatura y parece tener algo de fiebre. Otra inyección de corticoides y a volver en diez o doce días. No descarta un collarín. Me dice que más de tres veces al año no se debe tratar con corticoides, pues hace daño al hígado y los riñones. Aventura un posible tratamiento con ciclosporina de no resultar positivo el actual tratamiento.

Mysy, mi anterior mascota, fallecida hace un año.
Vuelvo a los 12 días, en plenas vacaciones de Navidad. Otra inyección y volver a los nueve días, ya en año nuevo. Mientras tanto la frecuencia del auto-aseo ha disminuido y no se ha vuelto a morder las patas delanteras, además de que el pelo la vuelve a crecer en las zonas dañadas. Pero no me fío.
Es 31 de diciembre. Hace un año que murió Mysy, mi anterior mascota. Me viene a la mente la frase: “El paraíso jamás será paraíso, a no ser que mis gatos estén allí esperándome”, un epitafio en un cementerio de animales.

sábado, 19 de enero de 2013

Sofy juega con el agua



Por regla general los gatos sólo quieren el agua para beber. Es raro, muy raro, que un gato doméstico se deje bañar Algunas personas intentan acostumbrar al gato a bañarse desde muy pequeños, pero no siempre tiene éxito el intento.
De hecho, siempre he oído que una de las mejores armas para evitar que un gato haga algo que no debe, como arañar una tapicería, es rociarlo en el acto con un spray de agua.
A mi anterior mascota, Mysy, nunca la bañé. Odiaba el agua. Cuando llueve, lo primero que hacen todos los gatos es refugiarse. Raro, muy raro, es ver un gato pasear bajo la lluvia.
Sofy se deja bañar. Se dejó dos veces. La primera vez aguantó cuatro minutos, la segunda vez no llegó a dos.
Lo que sí les gusta a casi todos los gatos es beber el agua de fuentes y grifos abiertos. Incluso he leído que hay gatos que no beben nunca en aguas estancadas o en el bool del agua.

Sofy, descubriendo el agua corriente.
Sofy nunca había bebido agua de un grifo abierto. Lo puedo asegurar. Estaba en el fregadero y abrí el grifo del agua para poner en remojo los utensilios a fregar. Sofy, curiosa, al oír el ruido del agua saltó sobre la encimera.  Del grifo salía algo más que un fino hilo de agua. Sofy rodeó el grifo dos o tres veces. Tras varios intentos fallidos, alargó la zarpa y pudo tocar el fino chorro de agua. Repitió varias veces la operación. Parecía querer cogerlo, pero el agua se la escurría de la zarpa. Lo intentó con la otra zarpa. Lo mismo. A veces se lamía la zarpa antes de intentarlo de nuevo. Luego metió la cabeza bajo el grifo y lo olió. Por supuesto que no tardó en mojarse la cabeza, pero para sorpresa mía eso no la hizo desistir de aquel nuevo juego. Finalmente sacó la lengua y bebió algo de agua mientras ésta caía en el fregadero.
Ver beber a un gato es todo un espectáculo. Docenas y docenas de veces meten y sacan continuamente la lengua para llevarse unas pocas gotas de agua. ¿Merece la pena tanto trabajo? No saben absorber el agua. Tal vez si lo hicieran se ahogasen. Los gatos necesitan muy poca agua al día, un pequeño bool como mucho. Eso sí, agua limpia y fresca.

miércoles, 16 de enero de 2013

Tanatorio para mascotas



Hace un mes que Sofy está con el nuevo tratamiento para el supuesto estrés, que no alergia. Presenta casi la viveza que tenía hace seis meses, cuando se empezó a morder las patas y causarse heridas. Juega, brinca, come bien, y aunque se sigue lamiéndose (aseándose) muchas veces al día, la he visto morderse las patas casi todos los días en esta última semana de noviembre, si bien lo deja por sí misma tras breves segundos.
Cierro bien todas las puertas, salvo la del comedero. Quiero atraparla y meterla en la jaula transportín a la primera. La doy comida y espero a que, tras comer lo suficiente, haga cacas. La atrapo y la meto en la jaula.
Llego a las 12,10 a la clínica. Está abarrotada de gente esperando con sus mascotas. Cuatro perros y dos gatos. Uno de los gatos es Leo, ya mencionado en un post anterior. Dentro, cada uno en una sala, otro perro y otro gato.

La única foto de Sofy con los ojos azules.

Mientras espero el turno miro los papeles sobre una mesilla y me llama la atención un montón de tarjetas apiladas. Tomo una y la leo. ¡No me lo puedo creer!: Propaganda de un tanatorio para mascotas en un pueblo de la provincia de Valladolid. Y supongo que, casi con toda seguridad, habrá más repartidos por la geografía española.
A las 14,45, tras una larga espera, toca el turno a Sofy. La veterinaria la ve muy bien, pero dice que debe seguir con el dosificador de feromonas y el pienso que la recomendó; el primero para reducir la frecuencia de lamidos por estrés y el segundo para reforzar la piel. La pesa: Cuatro kilos trescientos. Compro en la misma clínica otro dosificador y otro saco de pienso.

jueves, 10 de enero de 2013

Sofy y los niños



 Mediados de noviembre. Viernes. Cinco de la tarde. Coincido en el portal con un vecinito de unos 7 años de edad. Le invito a ver al gato, a Sofy. Deja la mochila en su casa y se acerca conmigo a la puerta. Abro. Sofy enseguida sale al pequeño hall, como siempre. Pero esta vez no se da vueltas y revolcones por el suelo del hall. Al ver al niño se frena, le mira, se le acerca, le huele los zapatos, para finalmente entrar corriendo en casa y desaparecer.

¿No estará incómoda sobre tanto papel?
 
Es la primera vez en nueve meses que Sofy ve a un niño. Pero, tras unos segundos de duda y curiosidad, ha hecho lo mismo que cuando nos visita un adulto: Huir y esconderse.
Entramos en casa y buscamos a Sofy. No aparecía por ningún sitio. Aparté el sofá del comedor y allí estaba, escondida tras el sofá.
Una vez descubierta no tardó en vencer el miedo al intruso y saltó a su rincón del sofá. Me senté a su lado y le indiqué al niño que se acercara despacio y que la podía acariciar sin ningún miedo, pues no arañaba ni mordía. Y así lo hizo.
Tras unos diez o quince minutos acariciando el pelo del gato de vez en cuando, su atención se desvió hacia una pequeña colección de rompecabezas de madera que se veían tras la vitrina del mueble bar. Pero esa es otra historia.

lunes, 7 de enero de 2013

Seguros de vida para mascotas



Siempre he sabido o intuido que había seguros de vida para “animales de valoración elevada”, los destinados a la cría o participantes en concursos y exposiciones, sean gatos, perros o caballos; y de responsabilidad civil para cierto tipo de perros. Pero no sabía que había seguros para mascotas. Indago en la red de redes y encuentro cosas muy curiosas.

Sofy, sentada, mirando la calle.
No hay diferencias significativas de cobertura entre mascotas, sean perros o gatos, aunque algunas compañías lo diferencian.
No se aseguran animales menores de 3 meses ni con más de 9 años.
El seguro básico, como mucho,  abarca la indemnización del valor del animal en caso de muerte accidental o robo, el reembolso de los gastos de asistencia veterinaria ocasionada por un accidente leve, los costes de la estancia en una residencia cuando el propietario es hospitalizado, los costes de sacrificio e incluso el reembolso de gastos de búsqueda en caso de extravío.
La modalidad ampliada incluye la cobertura de enfermedades y accidentes graves, y a veces algunos otros conceptos ya mencionados para abaratar el seguro básico.
Si son varias mascotas, puede negociarse el precio total de los seguros.
El precio de un seguro para una mascota va de unos 45 € a 250 € al año, dependiendo de la edad y las coberturas contratadas.
La valoración máxima por la muerte de una mascota en caso de accidente es de 12.000 euros.

Personalmente opino que si la mascota es gato no merece la pena asegurarla, bastando tener la cartilla de vacunaciones al día; y si es perro conviene un seguro básico con la obligada inclusión de posibles daños a terceros. Y siempre procurar seguir unos mínimos consejos que incluiré en otro futuro spot.